Venecia 03 – Tierra sin pan (y un Top 10) por Jaime Pena
Foto di scena de 'La bella addormentata', il nuovo film di Marco Bellocchio (20120719) in concorso alla 69/a Mostra Internazionale d'Arte Cinematografica di Venezia e in uscita al cinema il 6 settembre 2012. ANSA/UFFICIO STAMPA RAI E CATTLEYA +++NO SALES - EDITORIAL USE ONLY+++

Los festivales acostumbran a crear extraños contrastes. Salgo de la película de Marco Bellocchio con la sensación de haber asistido a una gran película que combina con extraordinaria agilidad diversas historias en torno al caso Eluana de 2009. Luego de Bella addormentata viene Oliveira y las poderosas imágenes de O Gebo e a Sombra acaban por eclipsar la ligereza de las de Bellocchio que, inesperadamente, se pierden en el recuerdo. Tiempo habrá de concederle una segunda oportunidad a Bella addormentata, un gran título para una película sobre la eutanasia y el derecho a una muerte digna, centrada en varios personajes en coma, algunos reales, como la citada Eluana Englaro, otros ficticios. No estamos en cualquier caso ante Vincere, si bien Bellocchio tampoco renuncia al discurso operístico y grandilocuente. Lo que ocurre es que la pasión y la irracionalidad de los personajes de aquella tropieza ahora con el didactismo de una propuesta mucho más cerebral cuya estructura dialéctica se diría pensada para animar el debate… si no tuviésemos claro desde el principio desde que bando nos está hablando Bellocchio.

 

Comparar la belga La cinquième saison (Jessica Woodworth y Peter Brosens) con San Zimei (Three Sisters) (Wang Bing) puede resultar tan injusto como inútil. Estamos hablando de dos planetas muy distintos, dos planetas éticos y estéticos, aunque ambos filmen el mundo rural. Woodworth y Brosens lo transforman directamente en otro planeta, en un lugar alejado en el tiempo y el espacio, a través de una serie de pretenciosas viñetas que pretenden epatar al espectador. La cinquième saison parece derivar de una mala digestión de un Béla Tarr transformado en un mero cliché. Es la típica película que funcionará muy bien en el circuito de festivales, aunque a nadie termine de gustarle, simplemente porque da la impresión de ser muchas cosas, aunque en el fondo no sea nada. Por su lado Wang Bing viaja al lugar más alejado de China (al menos así lo parece), una aldea de la provincia de Yunnan a 3.200 metros de altitud en la que sobreviven unas pocas familias. Un viaje motivado por la necesidad de sacar del anonimato a estos personajes, principalmente las tres niñas entre los 4 y los 10 años del título. Quizá ahí se encuentra la verdadera China, la China que todo el proceso de industrialización del gigante asiático no nos deja ver. Wang Bing no apela a la nostalgia, ni mucho menos. Hay poco que celebrar en esa aldea de las montañas en las que sus escasos pobladores apenas tiene más que patatas para alimentarse (otra vez Tarr). Es, sí, una tierra sin pan que Wang Bing filma como Buñuel Las Hurdes, solo que reemplazando el surrealismo por el hiperrealismo fotográfico derivado de la utilización de la alta definición. Los colores y los contrastes lumínicos se potencian dándole a las imágenes una dimensión pictórica, que no esteticista, que convierte a sus personajes en los héroes de la historia más épica que se pueda contar hoy en día: la supervivencia. Wang Bing no quiere abandonar a sus personajes, en particular a esos niños que ya han sido abandonados por los padres que se han ido a trabajar a la ciudad. Cuando el padre de las tres hermanas vuelve a recoger a sus dos hijas pequeñas y vuelve a la ciudad, el director parece marchar con él, pero se trata de una falsa alarma. Wang Bing se queda con sus campesinos. Y más tiempo se quedará si culmina esa segunda parte titulada Alone. Puede que estemos ante un proyecto de las dimensiones de West of The Trails.

A Brian de Palma sólo cabe compararlo consigo mismo. Lo que no quiere decir que Passion pueda ni deba compararse con los mejores logros de su filmografía. En realidad en Passion, producción íntegramente europea que es una nueva versión de una película de Alain Corneau de 2010, conviven dos películas. La primera, un thriller centrado en la lucha por el poder en una gran corporación, apenas tiene interés. El título y el protagonismo de dos mujeres (Noomi Rapace y Rachel McAdams) entre las que se insinúa una relación lésbica podría hacer pensar en un thriller erótico. Nada eso aflora entre las frías imágenes berlinesas de la primera hora de la película. A partir de un determinado momento (un asesinato) la película se quiebra y se convierte en un auténtico festival De Palma lleno de argucias argumentales, sueños, travellings subjetivos… todo lo que echábamos en falta con anterioridad. “It’s a dream!”, le grita Brian de Palma a un periodista que le cuestiona en la rueda de prensa la verosimilitud de algunos giros del guión. De Palma se sirve de la preeminencia de los celulares para enlazar distintos puntos de vista que cuestionan la existencia de un relato “oficial”, “veraz”. Es un De Palma puro, aunque sólo dure media hora. Quiero ser positivo y pensar que estamos ante el Mulholland Dr. de De Palma, ante una película que se contradice a sí misma, exhibiendo en un primer momento las formas de un lujoso telefilm europeo y, luego, tras atravesar el espejo, las del cine de serie B que han caracterizado la carrera de autor de Carrie. Pero las diferencias de estilo entre esas dos partes son tantas que es lícito cuestionarse si De Palma estuvo siempre en el set de rodaje.

 

TOP 10 (en realidad un Top 6 + 4 complementarias)

1.O Gebo e a Sombra (Manoel de Oliveira)

2.San zimei (Wang Bing) +The Master (Paul Thomas Anderson)

4.Spring Breakers (Harmony Korine) +To The Wonder (Terrence Malick)

6.Leones (Jazmín López)

7.Bella addormentata (Marco Bellocchio) +Izema (Kirill Serebrennikov) +L’intervallo (Leonardo de Constanzo) +Lullaby To My Father (Amos Gitai)

 

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