Cuatro conciertos comentados por el Viejo Canalla
ARI HOENIG TRIO EN VIVO EN EL TEATRO SHA

En ocasión del último festival de Jazz de Buenos Aires, como integrante del trío del pianista Kenny Werner, el baterista Ari Hoenig había deslumbrado por su prodigiosa técnica y por las propuestas renovadoras  que desarrollaba desde su instrumento, tanto que se había convertido en la figura casi excluyente de esa presentación. El nuevo recital que ofreció en el Teatro SHA lo presentó al frente de un trío que se completó con el joven pianista israelí Shai Maestro y el contrabajista alemán Johannes Weidenmueller, quien también había participado del concierto arriba mencionado. Como se señaló, Hoenig es un baterista de un apabullante virtuosismo, tanto en los tambores, como en el uso de las escobillas, capaz –como ocurría con el legendario Max Roach- de crear melodías con un instrumento generalmente dedicado al acompañamiento rítmico. Como todo virtuoso de un instrumento, Hoenig transita permanentemente en un delicado equilibrio entre la mera proeza técnica y la auténtica musicalidad, saliendo generalmente airoso del desafío. El caso es que, actuando como líder, adquiere un protagonismo excesivo que –en ocasiones- diluye el rol de los músicos que lo acompañan, algo que se pudo apreciar en algunos pasajes del concierto. El pianista Maestro mostró una gran inspiración melódica y buenas aptitudes como improvisador y en varios momentos propuso una interesante amalgama con sus compañeros. En cuanto al contrabajista, si bien su papel apareció a primera vista como menos lucido, mostró un gran sentido rítmico. El concierto alternó temas del último disco de Hoenig, Lines of Oppression, junto a algunos standards y fue sobre todo en estos temas donde brilló la capacidad del baterista para crear líneas melódicas, como ocurriera en The Way you Look Tonight, el potente Moanin´, de Bobby Timmons, con una notable introducción en los tambores y el lírico Smile de Charles Chaplin. Un concierto que es posible que haya sido principalmente disfrutado por la numerosa cantidad de bateristas y estudiantes del instrumento presentes, pero que confirmó a Ari Hoenig como uno de los ejecutantes del instrumento más atractivos de la escena jazzística actual.

 

 

 

 

 

CARLOS AGUIRRE Y JUAN QUINTERO EN VIVO EN EL ESPACIO TUCUMAN

Dentro de la abundante propuesta musical alternativa que ofrece Buenos Aires, son varios los lugares que ocupan un papel destacado. Uno de ellos es el Espacio Tucumán donde, a lo largo del año, se ofrecen recitales de variado tipo, con predominancia de lo folclórico, aunque sin dejar de lado otros géneros musicales. Allí, por otra parte, dos de los principales exponentes de la música autóctona, como son Juan Falú y Juan Quintero, disponen de fechas mensuales en las que presentan a diferentes invitados para compartir el escenario con ellos. En este caso, Quintero tuvo como compañero de lujo a Carlos Aguirre. Gran pianista y compositor, también cantante, Aguirre no se presenta con frecuencia en los escenarios porteños, por lo que cada una de sus apariciones se convierte en un pequeño acontecimiento. A pesar de esa escasa presencia, se ha convertido en una suerte de figura de culto, tanto para músicos como para un cada vez más numeroso grupo de seguidores. Constante buscador de propuestas renovadoras y con una muy interesante, aunque no demasiado conocida discografía (su último CD fue comentado en este espacio), es uno de los nombres que conviene tener presente siempre cuando se haga referencia a figuras destacadas del folclore actual. En cuanto a Juan Quintero, destacado guitarrista y compositor, es principalmente conocido por su participación en el Aca Seca trío y el dúo que conforma desde hace varios años con Luna Monti. Muy buen instrumentista y talentoso autor es otra de las figuras relevantes dentro de las propuestas actuales de nuestra música autóctona.

El concierto que ofrecieron fue una buena muestra de que cuando dos talentos –aun cuando eventualmente posean diferentes características- se juntan, el resultado es inevitablemente un muy buen concierto. Tal fue el caso de este recital, que dio lugar a un encuentro musical en el que predominó el tono intimista y en el que ninguno de los dos músicos intentó ocupar un lugar privilegiado, buscando en todo momento amalgamar tanto sus instrumentos como sus voces. En el variado programa hubo espacio para obras de ambos, así como también para la recreación de algunos clásicos de nuestro repertorio folclórico. Y sí los temas de Aguirre tuvieron un tono marcadamente influenciado por la música litoraleña, Quintero  ratificó en sus obras la capacidad que tiene para recrear situaciones y personajes cotidianos. En cuanto a los títulos clásicos, provocaron algunos de los mejores pasajes del concierto, ya sea en la chacarera Fierrito dulce, la zamba La resentida o las brillantes interpretaciones de Aguirre en piano solo de la Zamba del chaguanco y La nostalgiosa. Un excelente concierto que permitió compartir el escenario del Espacio Tucumán a dos de los mayores talentos de la música folclórica argentina contemporánea.

 

 

 

INTI ILLIMANI Y EVA AYLLON EN VIVO EN EL TEATRO SHA

Hay conjuntos que –ya sea por su permanencia en el tiempo y/o por el reconocimientos que ha logrado su obra- han conseguido instalarse como referentes dentro del estilo musical que cultivan. A este grupo pertenece la formación chilena Inti Illimani, la que durante nada menos que 45 años ha logrado que la música popular chilena trascendiera fuera de su país. Menos politizados que Quilapayún, otro conjunto históricos del país trasandino, más allá de los lógicos cambios de algunos de sus integrantes han sabido mantener un estilo propio e inconfundible a lo largo de las décadas. En cuanto a Eva Ayllón ha sido a lo largo cuatro décadas la cantante más característica y personal de la música popular peruana. Su voz grave y profunda, de notable ductilidad, le ha permitido abordar los ricos y diferenciados matices de esa música. No es común que figuras de semejantes quilates y trayectorias se junten para brindar conciertos, pero esto es lo que han hecho en los últimos tiempos el conjunto chileno y la cantante peruana , algo que se pudo apreciar en el recital que brindaron en el Teatro SHA. Si el comienzo del evento a cargo de Inti Illimani, mostró un buen nivel en la presentación de algunos antiguos éxitos del conjunto, fue a partir del momento en que la cantante se sumó al grupo y se adueñó del escenario que el recital  mostró sus mejores momentos. Recorriendo un repertorio integrado por músicas de los dos países, representados por autores tan notables como Víctor Jara, Chabuca Granda, Violeta Parra y Nicomedes Santa Cruz, fueron las intervenciones de la cantante, ya sea como solista o en dúo con alguno de los integrantes del grupo chileno, o cuando interpretara los ritmos negro de su país, con el destacable aporte del percusionista Marcos Campos, las que dieron lugar a los pasajes más potentes del recital. Sus interpretaciones de Enciende la candela, Un son para Portinari, Gracias a la vida o el bolero Llanto de luna (una suerte de implícito homenaje a la gran Chavela Vargas) fueron grandes momentos de un concierto que fue ganando en intensidad a medida que se desarrollaba, provocando el creciente entusiasmo del numeroso público presente. Una oportunidad de entrar en contacto con grandes referentes de la música popular latinoamericana que estuvo a la altura de las expectativas despertadas.

 

 

 

FLORENCIA BERNALES EN VIVO EN LA BIBLIOTECA CAFÉ.

Entre los variaos lugares que ofrece Buenos Aires para escuchar música alternativa, La Biblioreca Café se distingue por el ambiente íntimo que propone.  Una austera tarima  para los artistas, unas pocas mesas y varios anaqueles cubiertos de libros como paredes. Allí se presentó Florencia Bernales, acompañada por el pianista Pablo Fraguela. Florencia es una excelente cantante, de notable afinación y exquisito fraseo, a lo que le suma una gran versatilidad, que le permite abordar indistintamente, ritmos folclóricos argentinos, tangos y distintas expresiones de la música latinoamericana, que en el caso de las piezas brasileñas, son interpretadas en su idioma original. En cuanto a Fraguela es un pianista de enorme ductilidad, capaz de enfrentarse a un tema con el solo hecho que se lo nombren y también de una gran creatividad en los arreglos. El concierto ofrecido se desarrolló dentro de una variada gama musical en la que la cantante recorrió competentemente los distintos estados de ánimo propuestos por los diferentes temas abordados. Desfilaron así zambas y chacareras (la muy bonita Aguita demorada), una muy linda cueca de Eladia Blázquez, un par de temas brasileños, valses peruanos (una evidente debilidad de  Florencia), como el recordado Estrellita del Sur, un bolero (Noche de ronda) y varios tangos, un territorio que Bernales parece recorrer cada vez con más frecuencia (fueron excelentes sus versiones de Gricel y De barro). En varios temas participó el cantante de tangos Hernán Lucero, quien hizo un excelente dúo con la vocalista de Pucherito de gallina y en solitario ofreció una sentida versión de Rubí, tal vez no entre los temas más populares de Cobián y Cadícamo, pero sí uno de sus más bellos. Es posible que la decisión de Florencia de cantar sin micrófono –seguramente con el propósito de lograr mayor intimidad con los espectadores- provocara que en algunos momentos se la escuchara algo tapada por la enjundia del pianista pero, de todos modos, en esta muy atractiva presentación ratificó que es una de las poquísimas cantantes del país apta para desarrollar sus cualidades dentro de cualquier género musical. Jorge García

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