Los premios otorgados en La semana de la crítica resultan inapelables. La presidencia de Miguel Gomes seguramente ayudó para que no se dejara pasar esa gran película que es Salvo, a la cual ya hicimos referencia en estas crónicas. Es una película para ver más de una vez y, como trata la percepción sensorial en el cine, merece más profundidad de la que soy capaz y más tiempo y lugar del que ahora tenemos. Además, la mención para Los dueños no sólo nos pone contentos sino que para nada es injusta; su mezcla de humor y crítica social es inteligente y sutil. En el caso de los premios de la Sección Un certain regard, la decisión sí es mas discutible. Y no porque la película que gano el premio principal, The Missing Picture, de Rithy Panh, no esté a la altura de las circunstancias. Lo que pasa es que en la misma sección estaba L’inconnu du lac, un OVNI, una película única, quizás demasiado jugada para un jurado presidido por Thomas Vinterberg, que cada vez más se dedica a hacer como que corre los limites para realizar films insípidos, sin vida. De hecho, el premio a Alain Guiraudie como director de esa película parece casi el reconocimiento de que el jurado no se atrevió a hacer lo que debía.

Hoy es el último día y lo premios de la Competencia Oficial aún no fueron entregados. Ultimo día que permite ponerse al día con las dos películas de esta sección que no ví en su momento. La primera, Grigris de Mahamat-Saleh Haroun (premio del jurado en Cannes 2010 por Un homme qui crie). No en vano la había dejado pasar. Confieso algún grado de prejuicio en relación con ciertas películas que todos los años pueblan las secciones de Cannes y que parecen justificarse en un intento de purgaras culpas por el pasado colonial de Francia. La historia sucede en Chad, Grigris es un joven con una malformación en su cuerpo que le permite bailar de una manera muy particular (de hecho se trata de un actor no profesional que fue descubierto por el director en un club nocturno donde hacia su «número»). Su padrastro esta enfermo y para pagar el hospital debe juntar una suma importante de dinero, lo que lo lleva a adentrarse en el mundo del delito e intenta hacer una mejicaneada a su jefe. Además, conoce a Mimi, una prostituta de la cual se enamora. Ya lo sabemos, redención de ambos a través del amor, vuelta a la aldea de ella (vuelta a los orígenes, a la naturaleza, etc.). Buenas intenciones, algo de música y poco mas.

La otra película de la competencia que restaba es Venus in Fur, de Roman Polanski. Como en Un dios salvaje (Carnage), la adaptación de una obra teatral (a su vez, una adaptación del libro de Sacher Masoch realizada por David Ives). Solo en un teatro parisino, Thomas (Mathieu Amalric), el adaptador y director de una obra de teatro, está cansado tras tomar audiciones a actrices durante todo el día para, justamente, Venus in Fur. Lo escuchamos hablando por teléfono, contándole a su novia cuán desastrosas fueron todas las aspirantes, cuando aparece Vanda (Emmanuelle Seigner). Ella es vulgar, está vestida como una prostituta; todo en ella molesta a Thomas. Pero basta que comience a leer la obra para que suceda la metamorfosis: es la actriz que estaba esperando, es la mujer que estaba buscando, ¿es realmente Afrodita? La tensión y el humor sin dudas funcionan mejor que en Un dios salvaje, y aun cuando estas adaptaciones de obras de teatro me resultan de lo menos interesante de Polanski, la autoconciencia y cómo juega con su propia imagen hacen subir unos puntos a Venus in Fur. Es que es llamativo como Mathieu Amalric aparece camaleónicamente identificado con Roman Polanski. Si a eso sumamos que la actriz elegida es su mujer, y que la obra viene por el lado de los juegos de  poder, de la dominación, el sadomasoquismo, las referencias a su propia vida resultan pertinentes y con eso se divierte el realizador. Y nosotros también. 

Termino estas palabras y se dan los premios de la Competencia Oficial. La Palma de Oro para La Vie d’Adele (Chapitre 1 & 2) y sus dos enormes actrices resulta inapelable; ya hablamos de ella, y seguramente lo seguiremos haciendo. Justo también el premio a Jia Zhang-ke (aunque algo sorprendido que haya sido al guión). No termino de entender el Grand Prix a Inside Llewy Davis (si se atreven a darle ese premio a una pequeña película simpática, ahí estaba la bella y melancólica Only lovers left alive de Jim Jarmusch) y a Bruce Dern como actor (el que sonaba en los días anteriores era Michael Douglas, solo o en pareja con Matt Damon, por Behind the candelabra, de Steven Soderberg). El premio a Like father, like son, era cantado: Kore-eda sabe lo que hace y tantos niños encantadores en una misma película, resultan muy galardonables. Pero lo que me parece insostenible es el premio a Amat Escalante por una película bastante canalla, que traviste las explotación de «cine arte», como es Heli; y a Berenice Bejo, excesiva y teatral, cuando allí estaban las dos enormes actrices de La vie d’Adele (aunque Spielberg haya aclarado al otorgar la Palma de Oro, que ella debía dividirse entre su director y ellas dos).

Estaba escribiendo esto, tras ver la película de cierre, y no me pude resistir cuando me entere de los premios. Vayamos a ella: Zulu de Jerome Salle. Estos franceses se las tienen todas pensadas: programar esta película es una buena manera de combatir algún componente de bajón, tristeza o nostalgia por el festival que termina. Resulta insostenible que esto forme parte de selección seria alguna. Especie de policial, con trafico de drogas y experimentos de ellas en humanos incluidos, en el marco de Ciudad el Cabo, lo que sirve para abundar sobre los resabios del Apartheid, etc. De esas películas que utilizan el formato de un genero para repetir su cantinela políticamente correcta (en la línea de Diamantes de sangre, El jardinero fiel, etc.). Orlando Bloom y Forest Whitaker ponen cara de intensos y comprometidos y hacen lo que pueden con una trama imposible, enrevesada artificialmente para llegar a las dos horas de metraje, y unos diálogos indecibles, suponemos que con intenciones didácticas.

Así da menos pena el fin de fiesta. ¡Hasta el Festival de Cannes de 2014! Fernando E. Juan Lima