Cannes, día 8. FJL

La primera película del día es Only God forgives de Nicolas Winding Refn, con la estrella del momento, Ryan Gosling y su mirada de San Bernardo adormecido. En los días anteriores a la muestra, en todos los avances previos a las proyecciones de las  películas que pude ver en salas de Holanda y Francia el tráiler de Only… estaba allí  presente. Y sí, con Drive, el realizador se ha hecho un nombre y es, casi, una estrella (Gosling, inexplicablemente para mí, ya ha alcanzado esa estatura). Quienes habíamos visto con desconfianza Drive tenemos que darle la razón a quienes derechamente la habían denostado. En esta nueva película el director danés confirma que lo suyo es quedarse con la cáscara de los géneros, con el conocimiento de determinados lugares comunes y apostar a que el reflejo pavloviano del público reciba con alegría algo que dice querer ser un film noir. Ryan-cara-de-que-no-me-pasa-nada-Gosling es un mafiosillo relacionado con la droga en Bangkok, que se dedica al kickboxing como hobby y cuyo hermano es matado por la policía, por haber violado y asesinado una chica de 16 años. La madre de ambos (Kristin Scott Thomas) aparece reclamando venganza y allí se dispara la trama edipico-persecutoria. Más que de film noir habría que hablar de film rouge, dada la tonalidad que todo lo impregna para resaltar el contexto prostibulario. Los ralenttis, los planos detalles, los silencios y los diálogos imposibles pretenden la estilización de los lugares comunes del género, pero provocan fastidio o risa en razón de su vacuidad y superficialidad

La cagada de los festivales es que pasa, SIEMPRE, que hay días en los que se superponen tres o cuatro propuestas que nos interesan mucho y otros, como hoy, en los que uno sale a la pesca, confiando en el destino o encomendándose a los dioses porque no hay nada que en principio nos llame la atención especialmente. Claro que existe una opción de último momento: bucear en el Mercado o las funciones fuera de competencia, para acercarse a alguna película que queríamos ver y se nos escapó. Y eso es lo que hacemos.

All Is lost de J. C. Chandor. El hecho de que el director hubiera realizado previamente Margin call, El precio de la codicia, me decidió a acercarme a esta película cuya sinopsis en el catálogo del festival me expulsaba: un hombre (Robert Redford) en un velero, naufraga. (Sí, punto). Esto es lo que pasa, escuchamos las últimas palabras del marino en cuestión, y luego, flashback, 8 días antes y así: rotura del barco, arreglo, tormenta, radio que no funciona. Una historia extraordinaria sin tigre? Algo de eso. Chandor se centra en la cotidianeidad del náufrago, en su intento de supervivencia, en el componente físico que esta requiere. En fin, 90 minutos que podría haber dedicado a otra cosa.

La película de apertura de la Semana de la Critica fue Suzzane, de Katell Quillevere (Un poison violent).  Gracias a la amabilidad de la producción del film soy de los pocos que pueden verla en una pequeña sala del Mercado (las películas francesas, en general, son las que provocan mayor presencia y expectativa por parte de la prensa y quienes asisten al Marche du Film). Si Ozon en 5×2 se detenía en cinco momentos claves de una pareja, la película de Quillevere podría titularse “5×1”. Marcada por extensas elipsis, asistimos a los momentos claves en la historia de vida de Suzanne, desde su infancia, marcada por la ausencia de su madre y su relación con su padre, camionero y su hermana; hasta el nacimiento de su primer hijito y el amour fou que se desata con un narcotraficante de poca monta. La perfecta composición de cada uno de los personajes y el tono despojado con que se abordan algunas situaciones difíciles hacen disfrutable esta pequeña película

The Missing Picture de Rithy Panh (S21, The Khmer Rouge Killing Machine y Duch, Master of the Forges of the Hell, entre otras películas). La imagen que no se encuentra, la que demuestra la obscenidad de la violencia, el realizador la recrea acudiendo a muñequitos que vemos en pantalla como son tallados. Como sucedía en Los rubios, pero en una mayor parte del metraje del film, esta representación sirve para mostrar lo inmostrable, para reconstruir lo oculto, lo olvidado, lo enterrado. Alternando estas imágenes con otras de archivo y con una narración en off que nos va llevando a la biografía del narrador, el contenido político no logra opacar el vuelo poético cargado de humanismo del realizador. Una de las grandes películas del festival.

 Que buena manera de terminar el día! The Aprenticeship of Duddy Kravitz, de Ted Kotcheff (sí el de Wake in fright y la primera Rambo, sí, la buena). Cannes Classics se encargó de presentar una copia restaurada a un estado increíble y en la proyección estuvieron presentes el director y el actor protagónico, Richard Dreyfuss. El camino en la construcción de un self made man, de un hombre de negocios capaz de cualquier cosa es a lo que refiere el aprendizaje del título. En el contexto del cine actual, acercarse a una obra tan libre, tan políticamente incorrecta (los «chistes» sobre el ser judío son salvajes, el sexo es mucho más libre, los lisiados son objeto de mofa) resulta un oasis. En la sala, entre el público, presente Alexander Payne. Mañana el día empieza temprano, con la proyección a las 8:30 de su última película. Será hasta mañana, entonces. Fernando E. Juan Lima

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