El rincón del Viejo Canalla

BARBIE MARTINEZ. Live at Thelonious Club. STM 097.

Ya desde hace bastante tiempo, cuando se realiza alguna encuesta entre músicos y jazzeros en general acerca de quien es la mejor cantante de jazz de nuestro país, inmediatamente aparece con justicia en lugar destacado el nombre de Barbie Martínez. Vocalista estudiosa y en constante evolución, poseedora de una voz muy afinada y un fraseo muy rico y plagado de matices, con una ductilidad que le permite pasar del swing más trepidante a la interpretación intimista y sensible y un expresividad y un feeling infrecuentes, a lo que le agrega un muy particular gusto personal que le permite tener entre sus cantantes preferidas a figuras que, generalmente, no figuran en la consideración más elevada, como Anita O´Day, Shirley Horn o la casi desconocida Honi Gordon. Barbie ya (me) había impresionado muy favorablemente con su primer trabajo discográfico, Swing! (comentado oportunamente en este espacio) y para su segundo CD, grabado en vivo en Thelonious, convocó a algunos de los mejores músicos del medio local, como el saxofonista Carlos Lastra y el pianista Francisco Lo Vuolo, más la muy sólida sección rítmica integrada por Damián Falcón en contrabajo y Sebastián Groshaus en batería. El resultado es un disco excelente  en el que la cantante recrea, más que interpreta, diversos standards, de diferentes épocas. Y cuando decimos recrea es porque algunos temas muy transitados se transforman en renovados y lozanos en sus versiones. Esto se puede apreciar en el fraseo lleno de swing de I Could Write a Book, donde hay un excelente solo de saxo tenor de Lastra, quien también se destaca en (The Old Man From) The Old Country en su trabajo “detrás” de la cantante. El saxofonista también se luce en el soprano, en la introspectiva y lírica versión de Barbie de Lover Man y en los cambios de tiempo de Invitation. Que Francisco Lo Vuolo es uno de los mejores pianistas de su generación no es ninguna novedad y esto se puede apreciar en sus intervenciones en temas como Let´s Fall in Love, This Can´t Be Love y Exactly Like You, en el que Barbie se luce en una vocalización cercana al scat. Tal vez el mejor momento de un disco sin desniveles sea la sensitiva interpretación en dúo de Barbie y Lo Vuolo de I Should Care. El disco ofrece como bonus track un expresivo arreglo, en tiempo diferente del habitual, de Just Squeeze Me. Un CD imprescindible para los amantes del jazz y de la música en general que estará, para quien esto escribe, entre los mejores del año dentro de cualquier género. Jorge García.

 

 

 

PABLO MOTTA. Buenos Aires otra vez. Tango Contempo s/n.

La música de muestra ciudad cuenta con excelentes contrabajistas, tal vez los más notorios alineados en el terreno del jazz, aunque el tango cuenta también con excelentes intérpretes de ese instrumento. Pero están también los que se manejan con la misma fluidez en los dos terrenos, tal el caso de Pablo Motta. Tras residir dos décadas en los Estados Unidos, una estancia que le permitió abrevar en profundidad en los terrenos del jazz y la improvisación, de regreso en 2008 en Buenos Aires, Motta pudo conectarse con muchos de los músicos que transitaban la renovación del tango y a instancias de Esteban Falabella, una suerte de alma mater del emprendimiento Tango Contempo, que nuclea a muchos de esos músicos, decidió formar su propio conjunto. Es así que decidió rodearse de varios de los mejores instrumentistas contemporáneos del género y grabar su propia música, con temas en los que aparecen las vertientes antes señaladas. Con una formación básica integrada por Matías Rubino en bandoneón, el mencionado Falabella en guitarra, la notable Christine Brebes en violín y con Adrián Mastrocola y Abel Rogantini alternándose en el piano y Diego Alejandro y Mariano Risso, haciendo lo mismo en la percusión, más la presencia de varios ocasionales invitados, Motta, dirigiendo el conjunto desde el contrabajo, desarrolla un programa integrado en su totalidad por composiciones propias, al que una audición superficial podría señalar como influenciado por la figura inevitable de Astor Piazzolla. Sin embargo, y sin descartar a ese enorme referente, hay que decir que el contrabajista, aparece como un compositor potente y original. Si la sombra de Astor planea de manera decidida sobre En 3 otra vez y La fuga del Kia, en De la nada, Motta construye el tema sobre la idea del clásico jazzístico Out of Nowhere y en Contrabandeando, muestra sus virtudes como instrumentista. PB y Desencuentro, una emotiva balada, cuentan con el agregado de un segundo violín, viola y cello, una formación que ha desarrollado en sus últimas presentaciones en vivo, convirtiendo al grupo en un muy atractivo noneto. El esguinzazo es una enjundiosa milonga y la influencia de la música ríoplatense se puede apreciar en Candonguenguen y Amaneciendo, este último con una interesante participación de Mariano Gamba en saxo alto. Si Machango, construido sobre un ritmo de chacarera, suena menos satisfactorio, el intenso y expresivo Inestabilitancia, muestra al grupo en su mejor nivel, constituyendo uno de los puntos más altos del disco. Un excelente debut que muestra a Pablo Motta como una figura definitivamente a seguir dentro del fértil movimiento del tango actual en Buenos Aires. Jorge García.

 

 

 

SOLEDAD LIEBESKIND. Soul, Life, Music, Love! Edición independiente.

 Son numerosas las cantantes jóvenes que han aparecido en los últimos tiempos en el terreno del jazz y sus aledaños, pero hay que decir que Soledad Liebeskind es una de las más promisorias. Dueña de una voz cálida y afinada y una gran expresividad, a esos atributos hay que agregarles el poderoso feeling (un plus que no cualquier cantante posee) que trasmiten sus interpretaciones. En su primer trabajo como solista, Soledad aborda un repertorio variado y ecléctico, compuesto por standards de jazz, blues, temas soul, algún éxito de la música pop y un tema suyo que permiten apreciar su ductilidad y su atractiva vertiente autoral, que ha desarrollado ampliamente en los últimos tiempos. Acompañada por una formación básica integrada por Miguel Marengo en piano, Leandro Zappino en contrabajo y Javier Alvarez en batería a la que se suma varios invitados de fuste, la cantante se luce en los tres temas jazzísticos que interpreta, That Old Feeling, expuesto con notable swing, y dos baladas, Ruby My Deary In a Sentimental Mood en las que se muestra como una sensible y expresiva intérprete en ese terreno. Su vertiente soulera, en la que parece volcar sus próximos esfuerzos, está representada por I´d Rather Go Bund y Respect, el clásico de Otis Redding, expuestos con gran intensidad. Liebeskind puede ser enjundiosa en el blues I Just Wanna Make Love for You, de Willie Dixon y en I Got a Baby, de Ray Charles y emotiva e intense en Since I Fell For You y Drown in my Own Tears y su capacidad autoral se puede apreciar en Easily. Un atractivo debut de una cantante a la que habrá que seguir con atención en sus próximos trabajos.. Jorge García

 

 

 

DANIEL NAKAMURAKARE. Reflejos (de musicas argentinas). Shagrada Medra 042.

 

Intérprete de una dilatada trayectoria, que incluye colaboraciones con músicos de los más diversos géneros de nuestro país, el contrabajista Daniel Nakamurakare presenta aquí su primer esfuerzo como líder con grabaciones de diversas épocas, algunas recientes y otras realizadas a fines de los años 90. En el ambicioso proyecto, el músico, partiendo de aires folclóricos, en las versiones más nuevas y otros ciudadanos, en las más antiguas, intenta también incluir influencias de diferentes estéticas y diversos ritmos. El resultado es un trabajo muy elaborado, por momentos frío y demasiado cerebral, que requiere más de una escucha para apreciar algunas de las sutilezas que propone. Acompañado por varios músicos de muy buen nivel, en sus temas, si bien hay algunas participaciones destacadas, no busca el lucimiento personal de los músicos sino desarrollar en profundidad el trabajo de los diferentes ensambles. Como señalamos, en las grabaciones más antiguas, predominan los aires ciudadanos, como en Síncopa y melodía, la Milonga en Lidio, el Vals con variaciones, en el que, a partir de una simple melodía, ofrece lo que su nombre indica y Expresionismo, que cuenta con una gran cadenza inicial en violín a cargo de Juan Roqué Alsina. Los temas más recientes, titulado cada uno por la fecha de su grabación, muestran una mayor elaboración y hay aires de milonga, de tango, de chacarera (bastante lentificada), un zortzico, danza popular vasca y el tema más extendido y elaborado del disco, 20/12/09, un aire de baguala en el que se destaca el violinista Pablo Agri. Un trabajo que escapa de los cánones habituales, a cargo de un músico que muestra interés en la búsqueda de sonidos diferentes. Jorge García.

 

 

NATALIA SIMONCINI EN VIVO EN SALTA Y RESTO.

Una de las vertientes más transitadas –aunque no siempre exitosas- en el terreno de la proyección folclórica es la de integrar los ritmos de nuestra tierra con improvisaciones de cuño rockero. Hay que apresurarse a decir que Natalia Simoncini sale en ese terreno totalmente airosa, a partir de los imaginativos arreglos de su grupo, de la enorme potencia y energía que trasmite su canto y la indudable originalidad de su propuesta, que no se parece a la de ninguna otra vocalista. Una suerte de Janis Joplin criolla, Simoncini puede pasar con igual facilidad de un lirismo apasionado a un grito poderoso pero –y esto es fundamental- sin que nunca se pierda la esencia de cada tema que interpreta, sea esta una obra representativa de los pueblos originarios, una obra clásica del folclore argentino y/o latinoamericano o alguna composición suya. Esto se puede apreciar, vg., en la desgarrada angustia de Que he sacado con quererte, de la gran Violeta Parra o en – aprovechando la riqueza musical del Cuchi Leguizamón- la prolongada improvisación que los músicos desarrollan en Si llega a ser tucumana, con destacada participación de la trompeta. Si uno creía que la baguala El seclanteño tenía una versión definitiva en la versión de Lorena Astudillo, la vocalista le encuentra un rumbo diferente y personal. Algo parecido ocurre con Cuando tenga la tierra, tema del que podría pensarse que luego de Mercedes Sosa no era posible ofrecer una interpretación original. Bueno, sí, Natalia la convierte en un poderoso grito de protesta de formidable crescendo y algo parecido ocurre con Juana Azurduy, objeto de una deslumbrante versión. Y el lirismo atormentado de Barro tal vez, una de las joyas provenientes de la pluma del Flaco Spinetta es expuesto por la cantante con singular intensidad. Por cierto que para este concierto alcanzara la dimensión que tuvo era necesaria la presencia de un grupo de músicos que se integraran al estilo vocal de la cantante y esto es lo que aquí ocurrió con la presencia de Diego Patles en bajo, también responsable de los arreglos, Oscar Dionisi en guitarra, Puki Maida en batería y Senastián Vita en trompeta. Natalia Simoncini editó el año pasado un muy interesante disco, Pido la palabra. Sin embargo, pertenece a ese selecto grupo de artistas a los que se los disfruta en plenitud en sus actuaciones en vivo, por lo que se sugiere estar atentos a sus eventuales próximas presentaciones. Jorge García.

 

 

 

CAROLINA WINOGRAD EN VIVO EN SALTA Y RESTO.

Uno de los terrenos más prolíficos en los últimos tiempos dentro de la música popular es el de las cantantes femeninas de tango, con nuevas figuras que se han destacado rápidamente y una de esas intérpretes es Carolina Winograd. Abogada de profesión y cantante por vocación, dueña de una voz cálida y sensual –en la que predominan los registos medios y graves- y un gran temperamento, el año sacado había editado un disco, Pa´que se callen, en el que ya mostraba muchas de sus virtudes, aunque la placa se veía de algún modo empañada por los poco imaginativos arreglos. Un oportuno cambio de rumbo en sus acompañantes (actualmente el trío del pianista Jose Ogivieki) más una gran evolución en los últimos tiempos, notoria en la mayor riqueza de matices de su fraseo y un más adecuado control de su enorme potencia expresiva, han convertido a Carolina en una de las mejores intérpretes actuales de nuestra música ciudadana. En la presentación que realizó en Salta y Resto, en este caso solo acompañada de Ogivieki -un tecladista sutil y versátil, responsable de los ajustados arreglos- que se integró a la perfección con ella, se pudo apreciar la vertiente más intimista de la cantante, desarrollando un repertorio en el que grandes clásicos  se entremezclaron con temas menos transitados que permitieron apreciar en plenitud la señalada evolución. Así se pudieron escuchar intensas versiones de Canción de rango, Déjame, no quiero verte nunca más y Olvido y la angustia existencial discepoliana apareció en toda su dimensión en las potentes interpretaciones de Canción desesperada y Martirio. La musicalidad de Aníbal Troilo y la vena poética de Cátulo Castillo estuvieron presentes en Tinta Roja y Patio mío, mientras que la capacidad de autores más modernos se pudo apreciar en Mi ciudad y mi gente, de Eladia Blázquez y la melancólica milonga Sobre mi sombra, de Rafael Amor. No faltaron otros grandes clásicos como Yuyo verde, En carne propia, expuesto con gran dramatismo y Cuesta abajo, anticipo de un próximo trabajo que la cantante dedicará a la obra de Carlos Gardel y un pequeño tributo a la gran Virginia Luque en Cariño. Un excelente concierto que confirma a Carolina Winograd como una de las más importantes cantantes femeninas de tango del momento. Jorge García.

 

 

ROBERT “BOB” BROOKMEYER (1929-2011)

 

Con retraso, me enteré de la muerte de este gran trombonista (también pianista y compositor, una de las voces mayores del instrumento. Nacido en Kansas City, desde niño estudió trombón piano y clarinete, iniciándose como pianista en la orquesta de Tex Beneke en 1951, integrando luego varias formaciones grandes. Su despegue como instrumentista se produce cuando ingresa en el quinteto del saxofonista Stan Getz en 1953 y luego en el cuarteto del saxo barítono Gerry Mulligan, formación pionera en la no utilización de un instrumento armónico. En 1957 forma un trío casi experimental con el saxofonista y clarinetista Jimmy Giuffre y el guitarrista Jim Hall, ya que no incluía en su formación ni contrabajo ni batería, y que hoy sigue sonando como una expresión auténticamente vanguardista. Integró luego el quinteto del trompetista Clark Terry y luego de algunos años de inactividad tocó con la gran banda de Thad Jones y Mel Lewis y su propia formación orquestal, sin desdeñar los pequeños formatos como el dúo que integró, otra vez, con Jim Hall. Influenciado en un principio por algunos de los maestros del instrumento, como Vic Dickenson y Bill Harris, pronto desarrolló un sonido propio en el trombón a pistones, bastante diferente del a vara. Con igual facilidad para los desarrollos melódicos como la improvisación libre, su sonido fue siempre reconocible por la ductilidad para pasar de un tono intimista y susurrante a otro más áspero y rugoso. Músico talentoso y dúcti, es uno de los referentes indispensables del trombón en la era moderna del jazz. Jorge García.

 

 

 

 

EARL LAVON  “VON” FREEMAN (1922-2012)

 

Perteneciente a la categoría de los músicos tardíamente reconocidos, este saxofonista recién realizó su primera grabación como líder cuando tenía 50 años. Nacido en Chicago, desde niño estudió varios instrumentos, debutando en 1940 en la orquesta de Horace Henderson (hermano del gran Fletcher) y en esa década llegó a tocar con Dizzy Gillespie y Charlie Parker. En los años 50 y 60 su actividad se desarrolló en clubes de su ciudad natal. Fue en los años 70 que su hijo, el gran saxofonista Chico Freeman, una figura esencial en esa década y la siguiente  dentro del jazz moderno quien lo sacó de su relativo ostracismo, siendo a partir de entonces bastante más conocido. Dueño de un sonido amplio y expresivo en el que se reconocen ecos tanto de Coleman Hawkins como de Lester Young, Von Freeman fue un excelente improvisador, con un estilo sobrio en el que no existían los exhibicionismos gratuitos. Las últimas décadas de su carrera le proporcionaron un merecido reconocimiento, debiendo señalarse que en el registro intimista y sensible de su hijo para interpretar las baladas se pueden detectar sus influencias. Jorge García.

 

 

 

DAVID S. WARE (1949-2012)

 

Una de las figuras fundamentales entre los saxofonistas de la vanguardia jazzística, David S. Ware falleció cuando aun tenía mucho para ofrecer. Nacido en New Jersey, estudió el instrumento desde niño, participando en diversas formaciones estudiantiles, hasta su radicación en Nueva York en 1973, donde se conectó con varios de los músicos de las corrientes más modernas del jazz. En ese sentido fue fundamental su participación en la Unit del gran pianista Cecil Taylor. Gran admirador en su adolescencia de Sonny Rollins (no casualmente grabaría muchos años después un nuevo arreglo de la Freedom Suite, una de las obras seminales de Rollins) sin embargo sus influencias fundamentales fueron el último John Coltrane y Albert Ayler, de quienes tomó su sonido agresivo y poderosamente expresionista. Capaz de desarrollar prolongadas improvisaciones, también podía recrear antiguos standards o interpretar un spiritual sin renunciar a su estilo intenso y sin concesiones. Tuve la fortuna de verlo en el festival de jazz de La Villette con su formación preferida, el cuarteto, que compartió muchos años con otras dos grandes figuras de la vanguardia, el pianista Matthew Shipp y el contrabajista William Parker y distintos bateristas y recuerdo ese concierto como unos de los más memorables que tuve ocasión de presenciar. Diversos problemas de salud espaciaron sus actuaciones y grabaciones en los últimos años, pero David Spencer Ware será recordado como uno de los exponentes fundamentales del instrumento, en su versión más arriesgada, de las últimas décadas. Jorge García.

 

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