El rincón del Viejo Canalla

DESPUES DE VIVIR UN SIGLO. Argentina Celebra a Violeta Parra. Edición independiente.

La chilena Violeta y Parra es un auténtico ícono de la cultura popular latinoamericana. Cantante, guitarrista, compositora, ceramista, pintora y poeta, aparte de investigadora y recopiladora de la música folclórica de su país, supo además en muchas de sus canciones hacer referencias concretas a situaciones políticas y sociales de su país y el continente. Dueña de un carácter áspero, su personalidad torturada y contradictoria terminó impulsándola al suicidio antes de cumplir los 50 años, en 1967. En este generoso disco (dura casi 80 minutos), a medio siglo de su muerte, varios artistas argentinos y algunos chilenos le rinden homenaje a figura tan señera interpretando un amplio repertorio de sus composiciones, tanto algunos de sus títulos más conocidos como otros menos transitados.

Así se pueden escuchar nada menos que 28 obras de la gran Violeta a cargo de destacados cantantes e instrumentistas, que permiten –para quienes no la conocen a la conocen poco- trazar un buen panorama de su labor creativa. Es inevitable que en un disco de estas características las preferencias estarán en relación directa con el gusto y sensibilidad de cada oyente destacando que las canciones cuentan con interludios instrumentales a cargo de los guitarristas Mauricio Gutíérrez (intercala breves fragmentos de El Gavilán, tal vez la obra más ambiciosa y compleja de Violeta) y Osvaldo Burucuá (quien interpreta algunas de sus cuecas y anti-cuecas para ese instrumento) y de recitados de algunas de sus Décimas, a cargo de la chilena Carla Giannini y una poesía dedicada a Pablo Neruda a cargo de otro trasandino, Patricio Contreras. En cuanto a los temas cantados -todos a cargo de mujeres con un muy buen nivel general—con el acompañamiento de los guitarrista Pedro Furió, Leandro Cacioni y el mencionado Burucuá, más José Bale en percusión, para no esquivar el bulto mencionaré mis highlights, comenzando por las dos obras que canta Lorena Astudillo, la poco conocida recopilación El palomo y el clásico Arauco tiene una pena, la sentida versión de Mónica Abraham de La lavandera, las intensas interpretaciones de Norma Peralta y Carla Giannini y Chiqui Ledesma, de Arriba quemando el sol, Por qué los pobres no tienen y Según el favor del viento respectivamente. También es destacable la emoción que trasmiten Paula Ferré en Que he sacado con quererte y Teresa Parodi en una gran versión de Volver a los 17, finalizando el disco con una interpretación conjunta de las cantantes de Gracias a la vida. Un muy buen CD y un merecido reconocimiento a una de las figuras más importantes de la música popular del continente. Jorge García.

 

 

 

NORRIS TRIO. Diez años. Enonane records.

El caso del trío de Enrique Norris es prácticamente único dentro del panorama del jazz nacional, ya que ha logrado sostenerse a lo largo de una década con una edición regular de placas y, lo que es más llamativo, sin que la calidad de la música que produce disminuya. Esto se puede apreciar en este CD en el que constante creatividad del grupo aflora en plenitud. Enrique Norris es un referente indiscutido dentro de las expresiones más vanguardistas del jazz nacional, Maximiliano Kirszner es uno de los más destacados contrabajistas de la joven generación y Pablo Díaz, ya con una carrera de proyección internacional, está entre los bateristas más libres y creativos del medio. En este generoso CD (dura más de setenta minutos), con mayoría de obras del Norris, este interpreta con igual solvencia la corneta (a la que dota de un sonido oscuro y profundo y el piano. El disco comienza con Juguetes sin cuerda en el que  sobre un ritmo de marcha propuesto por la batería aparece sobre ella la corneta con sordina. En el tema que da título a disco hay un excelente trabajo de Norris en el piano mientras Nubes cerebro, de Kirzner tiene una concepción más clásicamente “jazzística”. Pañuelos desquiciados se inicia con un dúo de bajo con arco y batería y luego ofrece una estructura muy libre en tanto que en Tres notas para Sala Norrisinterpreta la corneta y el piano. El melancólico Si tiras la cuerda… tiene una gran introducción de batería  y ese tono se mantiene en Respuestas a ninguna pregunta. El piano se destaca en los introspectivos Flor oculta y ladrilleros mientras una mayor intensidad recorre Pasos congelados y Palabras bien tratadas, que cierra el disco. Otro gran trabajo de este excelente trío. Jorge García.

 

 

 

CAMILA NEBBIA SEXTETO. Edición independiente.

El fértil panorama del jazz local es prolífico en la aparición de jóvenes talentos. Uno de ellos es la joven saxofonista Camila Nebbia, una instrumentista en constante evolución y requerida por formaciones de diversas características, que aquí presenta este trabajo. Tocando el saxo tenor, Camila aquí está acompañada por Ingrid Feniger en saxo alto y clarón, Guido Kohn en cello, Nacho Szulga en contrabajo y la presencia de dos bateristas, Axel Filip y el venezolano Omar Menéndez en un programa que también le permite mostrar sus dotes de competente compositora (todas las obras, menos una, son de ella). Hay en el disco temas intensos, como el inicial Borrar un recuerdo, con una gran interacción entre los caños y La distancia entre los pasos, con muy buenos solos de Feniger en alto y Nebbia, donde también se luce Kohn. Hay también obras más introspectivas  como Rosa mutábile (para Federico García Lorca), con  una lírica introducción en clarón y Aferrada a un fragmento de un sueño, con un poderosos crescendo y en el que se destacan los percusionistas. El tema restante es Garden of Souls, una obra muy libre del gran Ornette Coleman, con bruscos cambios de tiempo y un gran solo de la líder. Un excelente debut y uno de los discos de jazz nacional más atractivos aparecidos en el año. Jorge García.

 

 

 

PATRICIO CARPOSSI- El dragón blanco. Club del disco 069.

Muy buen guitarrista, Patricio Carpossi se presenta también en este disco como un competente compositor. Acompañado por algunos de los mejores músicos de la escena actual del jazz en nuestro país, entre los que corresponde destacar, aparte del líder, los trabajos de Hernán Jacinto en teclados y Sergio Verdinelli en batería, Carpossi ofrece un programa integrado en su totalidad por obras propias que en el disco, tras un comienzo de gran intensidad va desgranando en piezas de un carácter más introspectivo e intimista. El disco comienza con Titi, un tema intenso con un buen solo de Juan Canosa en trombón y continúa con el potente La vaca loca en el que hay una introducción de Jacinto, un gran trabajo de Verdinelli y una muy buena participación de Ramiro Flores en saxo alto. El tono grave de Agua da lugar a un muy buen solo de Carpossi, quien también se luce en Deja vu, donde participa Martín Sued en bandoneón y El flotador, es una especie de blues, donde vuelve a lucirse Vedinelli. Los últimos tres temas (Calesita, Otra vez y el que da título al disco sostienen el tono sereno y en el último participa Fermín Merlo en vibrafón. Un atractivo disco de este guitarrista. Jorge García.

 

 

 

.ADAM TULLY. La llegada. Epsa 1932.

Norteamericano de nacimiento pero porteño por adopción, Adam Tully, luego de varios años de alternar entre Nueva York y Buenos Aires, ha decidido radicarse en esta ciudad (aunque este disco ha sido grabado casi en su totalidad en los Estados Unidos). Muy buen guitarrista, aquí está acompañado por Emilio Teubal en piano y Pedro Giraudo en contrabajo ofreciendo un programa integrado en su gran mayoría por obras propias que lo muestran como un atrayente compositor. En Tully se fusionan el respeto por la tradición clásica tanguera con el interés por las composiciones que responden a u tratamiento contemporáneo. Lo primero se puede apreciar en sus temas El diecinueve, Solitario y elegante y Don Andrés y su aproximación a corrientes más modernas es perceptible en los giros jazzísticos de la milonga El mentiroso de la montaña y en el elaborado tema que da título al disco. Hay también algunos líricos valses, como Andanzas, Vals mío y Cambio de rumbo, este compuesto por Teubal y un reconocimiento al maestro Atilio Stampone con una muy buena versión de su tema Romance de tango. La vertiente más intimista de Tully se puede apreciar en el solo de guitarra de Doce, un tema de Fernando Otero y en la compleja estructura de la milonga lenta Lluviosa que interpreta a dúo con el guitarrón de Felipe Traine. Un atractivo trabajo de este guitarrista y compositor. Jorge García.

 

 

 

HERNAN REINAUDO. Neocriollo. Epsa 317-17 01

Excelente guitarrista, reconocido hasta ahora por sus trabajos como acompañante de distintos cantores, Hernán Reinaudo se presenta aquí liderando el grupo que completan Nicolás Enrich en bandoneón, Patricio Cotella en contrabajo, más la presencia en varios temas de Analía Roosens en violín, con los que desarrollan un programa integrado en su totalidad por obras propias donde predominan las milongas y los ritmos ríoplatenses, fusionándose en otros elementos de la música criolla y el tango contemporáneo. Esto se puede apreciar en el tema que da título al disco, donde se incorpora un cuarteto de cuerdas y la vena milonguera/candombera aparece en Angus, Orillas, Shorty y la rotunda La cabrona. Se pueden escuchar también algunos temas de un tomo más introspectivo como Musiquita y el elaborado Cacodelphia, también con cuarteto de cuerdas  y el bien tangueado Kuko. Un amuy interesante disco de Hernan Reinaudo en el que se luce en su doble faceta de instrumentista y compositor. Jorge García.

 

 

 

VIOLETA LITZ-JUAN AZAR. Otoño en el Sur. Edición independiente.

El dúo de cantante acompañado por un guitarrista tiene una larga tradición en la historia del tango y a él remiten estos jóvenes intérpretes. Litz es una vocalista de un registro agradable y afinado algo que se puede apreciar en el programa elegido, una colección de clásicos y conocidos tangos que son objeto de versiones atractivas, que muestran la adecuada amalgama existente entre la cantante y el guitarrista. Se pueden escuchar así buenas interpretaciones de tangos como Golondrinas, Marioneta, Fuimos o El aguacero, entre otros, valses como Tu pálida voz y Flor de lino y milongas del nivel de Oro y plata y Apología tanguera. Sin embargo,  hay que señalar que las características señaladas  provocan que la competencia sea muy fuerte con numerosas versiones memorables. Por lo expuesto, no sería una mala idea que en algún trabajo próximo la cantante intente recorrer un repertorio menos transitado que permitan apreciar de manera más cabal sus muy buenas aptitudes. Jorge García.

 

 

LULU. Me enamoré una vez. Edición independiente.

Con una carrera de casi dos décadas en el terreno tanguero, esta cantante de un estilo marcadamente arrabalera que reconoce como referente a Tita Merello presenta aquí su cuarto disco. Acompañada por un trío de guitarras con la dirección y arreglos de Juan Ignacio Iruzubieta, Lulú ofrece un repertorio integrado mayoritariamente por obras compuestas entre 1927 y 1934 y un par de trabajos de los años 60 que dan comienzo al disco (La milonga y yo y Bien de abajo, gran letra de Héctor Negro). El resto son algunos tangos no muy escuchados como Lunes, No aflojés De tardecita y alguno más conocido (Farolito de papel), un clásico vals (Yo no sé que me han hecho tus ojos) una bonita milonga del hoy casi olvidado gran cantor y compositor uruguayo Alberto Mastra (Milonga arrabalera) y un par de picarescas rancheras (Me enamoré una vez y En la palmera). Un disco que muestra a Lulú interpretando un repertorio adecuado a su temperamento y estilo. Jorge García.

 

 

 

CINTIA AREVALO. Mujer río. Edición independiente.

Es permanente dentro del terreno de la música folclórica el surgimiento de nuevas voces con muy interesantes condiciones. Es el caso de la joven vocalista Cintia Arévalo, quien en su disco debut se muestra dueña de un estilo intenso y expresivo, recorriendo un repertorio que propone como ejes conceptuales al río y el agua por un lado y a la mujer por otro. Acompañada por Juan Pablo Ferreyra en guitarra y arreglos, Lucas Trosman en percusión y Rodolfo Palmieri en contrabajo, más la presencia en algunos temas de Javier Acevedo en acordeón y Nicolás Neira en piano, a lo que hay que sumar algunos cantantes invitados. Dentro del atractivo nivel general que muestra el disco corresponde destacar las versiones de dos temas de Teresa Parodi (Por el río volveré y La negra Eulogia en el que participa como invitada la gran Lorena Astudillo) una obra de la uruguaya Ana Prada (Amargo de caña), en la que se luce el acordeón, el ritmo de marinera Manos de mujeres, un poco conocido tena de la peruana Chabuca Granda (El bosque armado (la canoa)) y el huayno Lo que se queda, de Chacho Echenique, donde Ferreyra toca charango y Trosman aerófonos.Y también la cantante se muestra como una interesante compositora en la baguala Mamaelba. Un muy promisorio debut de esta joven vocalista. Jorge García.

 

 

 

JULIO LACARRA. Ronda. B&M Disco Club 72000.

Con una trayectoria de 50 años como cantante y compositor, Julio Lacarra es  una figura señera dentro de la música popular de nuestro país. Para festejar  ese medio siglo desde su primera grabación el cantante decidió convocar a un nutrido grupo de amigos cosechados a lo largo de su carrera  para ofrecer un programa inspirado esencialmente en ritmos de nuestro continente y la canción urbana. Hay que apresurarse a señalar que Lacarra mantiene el caudal de su voz prácticamente intacto a lo que hay que agregarle la expresividad indestructible de su canto. Así, acompañado por una enorme cantidad de músicos (sería interminable nombrarlos a todos) ofrece un repertorio integrado por algunos temas propios pero mayoritariamente compuesto por obras de otros autores.. Será cada oyente quien elija sus preferencias entre los 17 temas presentados pero colocaré mis puntos más altos en las versiones se ¿Sabés qué?, de Adrián Goizueta, Pampa genial, de Oscar Valles y Hamlet Lima Quintana, el recordado Para ir a buscarte, de Daniel Toro y Ariel Petrocelli, el romántico Enamorado, de Rafael Amor y Dale tero, de Carlos Di Fulvio. Entre los temas propios corresponde destacar las interpretaciones de Candombe herido, Sangre surera y A quien doy, una de sus obras más recordadas. Un disco que muestra la vigencia de un gran intérprete de nuestra música popular. Jorge García

 

 

 

GEORGINA HASSAN. Madreselva. Edición independiente.

Interesante instrumentista y cantautora, Georgina Hassan presenta en este trabajo sus musicalizaciones de poemas de varios  poetas (en su mayoría mujeres) y algunas obras propias. Intérprete de voz con un agradable timbre, está acompañada por varios músicos de primer nivel y un par de grupos vocales. Así se pueden escuchar adecuadas musicalizaciones de los bellos versos de Susana Thenon (Canto difuso), Emilia Bertolé (Atardecer) o Diana Bellessi (Hay un silencio), en este último con destacada participación de Diego Penelas en piano, la bonita Nana para Julia, de Juan Goytisolo, una excelente versión de Para salvar un beso, de la compositora cubana Liuba María Hevia y la Chega do río, de Eduardo Estévez, cantada en gallego, con el grupo De boca en boca. Entre los temas propios resalta Jilguerito, con un notable acompañamiento de Marcelo Moguilevsky en clarinete y clarón y Rafael Delgado en cello, Corteza, con la participación del conjunto Inti-Illimani y De la mar en el que la cantante se acompaña con el extraño sonido del ocean drum. Un muy personal trabajo de Goergina Hassan. Jorge García.

ESTE DISCO SERA PRESENTADO EL 2 DE DICIEMBRE A LAS 21 HS. EN CAFÉ VINILO, GORRITI 3780.

 

 

 

EUGENIA SASSO. Alma sabe. Edición independiente.

Al abundante número de jóvenes cantautoras actuales se agrega ahora Eugenia Sasso, quien presenta este disco de canciones propias, interpretadas solo acompañándose con su guitarra. Dueña de un estilo introspectivo y contenido y un fraseo personal en el que por momentos se detectan ecos de las propuestas de Lucho Guedes y el uruguayo Leo Masliah, en sus canciones predomina una temática intimista, aunque sin desdeñar referencias de un tono más social. Entre las primeras se pueden señalar Migajas, Tu corazón, Natural y Consuelo, las breves y ascéticas Alma sabe, sin sentido y Rumbo al desierto y entre las segundas, la seca y concisa Calladita y la potente Empleada. Un promisorio debut de esta joven cantautora. Jorge García.

 

 

 

DUO LUCRECIA MERICO-OSCAR D´ELIA. Un mundo raro. Edición independiente.

Lucrecia Merico es una cantante que ha desarrollado hasta la fecha una importante carrera en el territorio del tango. Poseedora de un potente estilo arrabalero, es una de las mejores intérpretes dentro de esa concepción. Pero hete aquí que en este disco Lucrecia propone un brusco cambio de rumbo y, acompañada con eficacia por el pianista Oscar D´Elia ofrece un repertorio de clásicos boleros y algún inesperado aporte al género. Las interpretaciones de Merico son correctas desde lo vocal pero para quien esto escribe carecen de esa dosis de sensualidad que se detecta en los grandes intérpretes del género. Son, si cabe el término, versiones demasiado respetuosas. De todos modos los románticos a ultranza disfrutarán de algunos clásicos inolvidables como Vete de mi, Se te olvida/La mentira, Sabor a mí, Regálame esta noche o Contigo aprendí y obras menos transitadas, tal el caso de De un mundo raro, el excelente Amnesia, de Chico Novarro, Usted, Cuatro palabras o La puerta. También hay alguna obra inesperada, como Por amarte busco el cielo, de Teresa Parodi y una versión “abolerada” del tango Almita herida. Habrá que ver si Lucrecia Merico insiste en este camino, vuelve a sus fuentes tangueras o hace convivir ambos géneros. Jorge García.

 

 

 

DANIEL VIGLIETTI (1939-2017)

La música popular latinoamericana cuenta con figuras de un enorme prestigio que, en algunos casos, han demostrado a lo largo de su vida y su música un irrenunciable compromiso político con los sectores populares. A esa privilegiada raza pertenece Daniel Viglietti. Proveniente de una familia de músicos, siendo un adolescente comenzó a estudiar guitarra y ya en su primer disco mostró atisbos de su talento como compositor. Desde fines de los 60 hasta su exilio en 1973, perseguido por la dictadura uruguaya, realizó los cinco discos que son el núcleo fundamental de su obra y en los que se encuentran sus composiciones más memorables. Dueño de una voz cálida y profunda y muy buen guitarrista, supo combinar en sus obras la denuncia social con la calidad estética, evitando que esas canciones se convirtieran en meros panfletos coyunturales.  Prueba de lo dicho son obras como A desalambrar, Milonga de andar lejos, Gurisito o El chueco Maciel pero también musicalizó obras de otros poetas, consiguiendo excelentes versiones de poesías de Mario Benedetti, Líber Falco o Idea Vilariño (su ritmo de vidala sobre el poema A una paloma de esta última es notable, con un formidable crescendo en su tramo final). Su retorno a Uruguay en 1984 fue un auténtico acontecimiento y prácticamente hasta la fecha continuó cantando y componiendo sin renunciar a sus convicciones políticas (tuve oportunidad de verlo hace pocos meses en Buenos Aires y su voz se mantenía prácticamente intacta), aunque como también ocurre con otros grandes exponentes del canto popular –pienso en Serrat o Silvio Rodríguez- lo mejor de su obra fue realizado en la primera etapa de su carrera. En una tierra que ha producido grandes artistas populares (como Alfredo Zitarrosa, Los Olimareños, José Carbajal, la hoy olvidada Amalia de la Vega), Viglietti estará en el panteón de sus músicos recordables. En tiempos en que las canciones melosas y edulcoradas de cantantes como Jorge Rojas o Abel Pintos se imponen mayoritariamente en los gustos de la gente, el canto  comprometido de Daniel Viglietti se yergue potente y majestuoso en nuestros oídos. Jorge García.

 

 

 

BUENOS AIRES JAZZ.17

Una nueva edición del ya tradicional anual de jazz – la décima según su actual director, Adrián Iaies, al menos la decimosexta para algunos memoriosos entre los que nos contamos- se realizó en noviembre en Buenos Aires. Con sede central en la Usina de la Boca, pero desarrollo también en otros lugares, el evento contó con la presencia de algunas figuras internacionales relevantes y otras menos conocidas y la participación de un nutrido número de músicos argentinos. De la programación hay que decir que fue amplia y ecléctica, estando representadas diversas variantes del jazz actual y también del pasado, en este caso a través del ciclo Jazzología que coordina el inoxidable Carlos Inzillo. También se hizo el tradicional workshop de canto, hubo algunas charlas, y clínicas y se proyectaron varias películas sobre músicos importantes. Más allá de lo variado de la programación, corresponde señalar que el número de propuestas arriesgadas fue menor que en otras ocasiones y que los conciertos de apertura y cierre buscaron satisfacer gustos mayoritarios (baste recordar que hace unos años el concierto de cierre lo protagonizó la Orquesta Nacional de Jazz de Francia, con una vanguardista recreación de los temas que interpretaba Billie Holiday y este año, en cambio el cierre estuvo a cargo  del bastante convencional dúo Terrasson/Belmondo) y también señalar que se notó la ausencia de algún saxofonista de relieve. Más allá de estos reparos, hubo varios conciertos de interés  y esencialmente a ellos nos referiremos brevemente.

El de inauguración estuvo a cargo del Now This Trio, liderado por el contrabajista Gary Peacock y que completan el pianista Marc Copland y el baterista Joey Baron. Peacock es un maestro del instrumento con una trayectoria de más de seis décadas que incluye colaboraciones con los más diversos músicos, desde Bill Evans hasta Keith Jarrett, pasando por exponentes de la vanguardia como Albert Ayler y Ornette Coleman, amén de haber grabado también como solista. A los 82 años, Peacock mantiene intacto su talento como ejecutante y en cuanto a Baron, hay que decir que es un baterista innovador, creativo e influyente. Menos personal parece la trayectoria de Copland, un pianista al que, más allá de sus virtudes,  es difícil colocar en la élite de los intérpretes de ese instrumento. Hay que decir que el concierto, placentero de escuchar, estuvo por debajo de las expectativas. Transitando standards diversos, el grupo ofreció buenos momentos, como la versión de Footprints, con una atractiva introducción de Baron o la interpretación de Stella by Starlights, con un excelente solo de Peacock, pero la sensación final que trasmitió el trío no fue muy diferente a la de innumerables formaciones de ese tipo.

Mucho más convencional fue el concierto de cierre a cargo del pianista Jackie Terrasson y Stéphane Belmondo en trompeta y flugel, que no fue más allá de un  divertimento en el que ambos músicos interpretaron diversas melodías muy conocidas, de autores como Stevie Wonder, Charles Chaplin o Duke Ellington dentro de un registro amable y relajado que no mostró aristas demasiado creativas. Bastante menos de lo esperado para un concierto de cierre.

Dos grupos europeos  estuvieron presentes en el festival, el cuarteto de la baterista alemana Eva Klesse y el quinteto austríaco ChuffDRONE.  El cuarteto mostró un saxofonista interesante, Evgeny Ring y el estilo bastante peculiar de su líder y en cuanto al quinteto, en el que tocan cuatro mujeres, dio la impresión de estar en un proceso de búsqueda de un estilo definido.

El jazz flamenco estuvo presente en el dúo integrado por el pianista Manuel Mezquida y el guitarrista Juan Gómez “Chicuelo” a quienes acompañó el percusionista Paco de Mode. Debo confesar que no soy un fan de la combinación piano-guitarra y el trío, más allá de las innegables condiciones de sus integrantes (con una sobria labor de De Mode) sonó algo monótono y reiterativo en su propuesta.

El trompetista Ralph Alessi es una figura relevante entre los intérpretes actuales del instrumento. Dueño de un sonido límpido y cristalino, se presentó acompañado por el trío del baterista Sergio Verdinelli, que completan Ernesto Jodos en piano y Mauricio Dawid en contrabajo. El extenso concierto mostró el gran nivel actual de Jodos y Verdinelli y en cuanto a las composiciones del trompetista sonaron como demasiado prolijas y distanciadas, carentes de ese toque de emoción que pueda transformarlas en obras conmovedoras.

Hubo varios conciertos de piano solo en el festival, uno de ellos fue el del brasileño Andre Mehmari, un instrumentista muy bien dotado, quien interpretó música de su país y algunas obras propias. Así, hubo una lírica versión de Beatriz, de Chico Buarque pero el mejor momento fue cuando encaró obras de Hermeto Pascoal y Egberto Gismonti. En la última parte optó por un demagógico poptpourri a pedido del público con breves acercamientos a varios temas y una atractiva improvisación sobre el clásico Asa branca. Otra solista fue la italiana Rita Marcotulli, quien interpretó obras propias (algo reiterativas en su construcción), homenajes diversos ( Francois Truffaut , Doménico Modugno) y un par de standards, con una gran versión de The Peacocks, de Jimmy Rowles.

Antes de pasar a los tres momentos internacionales más destacados del festival, cabe mencionar el muy buen concierto de Ralph Alessi con la Big Band del Conservatorio Manuel de Falla, donde se lucieron varios jóvenes músicos y el programa Tres visiones de Monk, a cargo de tres pianistas de las que solo pude ver dos, ambas excelentes. La primera estuvo a cargo de Pablo Fraguela, quien acompañado por el muy buen contrabajista Ricardo Cánepa y Matías Furió en percusión, imaginando un encuentro entre Monk y el Cuchi Leguizamón, ofreció obras del Monje en ritmos de chacareras, zambas y un huayno. Y Pepe Angelillo durante media hora entrelazó diversas obras de Thelonious en un formidable y creativo medley, confirmando que es uno de los pianistas más completos del país. Fue como escuchar a Monk interpretando sus obras hoy.

Un lucido recital ofreció el trío integrado por la pianista Rita Marcotulli, la vocalista María Pía De Vito y el baterista mexicano Israel Varela. Con una excelente amalgama de los tres intérpretes (aunque por momentos se extrañó la ausencia de un contrabajo o una guitarra), la creatividad principal estuvo aportada por De Vito, una cantante de una enorme variedad de recursos, que llegó al jazz tras una formación clásica y una actualidad que no desdeña el recorrido por obras vocales de diversos países. Así se la pudo escuchar interpretar una pieza de Tom Waits, la Oración del remanso, de Jorge Fandermole y varios temas del grupo en los que mostró su enorme ductilidad, ya sea cantando, vocalizando o haciendo scat, integrándose perfectamente con sus compañeros. Un muy buen concierto.

Pero la gran figura de esta edición del festival fue el pianista norteamericano Matthew Shipp, brillante tanto en su actuación en solo como en el concierto con el trío. Este sobrino de Clifford Brown (su madre era hermana del gran trompetista) empezó tocando en grupos de rock pero sus estudios con el saxofonista Joe Maneri lo volcaron al jazz siendo hoy uno de los instrumentistas más importantes de la escena contemporánea. En el concierto solista a lo largo de una hora sin interrupciones desarrolló todo su repertorio en una extensa y formidable improvisación construida como en espiral en la que intercaló obras propias con la deconstrucción de algunos conocidos standards (Angel Eyes, Summertime, ¿What Is This Thing Called Love?). En el concierto en trío estuvo acompañado por el contrabajista Michael Bisio y el baterista Norman Thurman Baker y el grupo –más allá del lucimiento del líder (su solo inicial duró casi media hora y en el intercaló On a Green Dolphin Street) mostró la notable interacción entre los tres músicos (Bisio es un maestro del arco en el contrabajo). Hubo luego de aquella prolongada improvisación de Shipp, también solos de sus compañeros para reaparecer el trío en la extensa coda. Un formidable recital y el punto más alto del festival. Jorge García.

 

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