Día 6 | Cannes 2016

Por Fernando E. Juan Lima

Publicada el 17/05/16

Sigue bien la Competencia oficial y Paterson, de Jim Jarmusch es un punto muy alto, posiblemente entre lo más logrado del director desde la genial Dead man (1995). Además, incluso aunque nos gusta mucho su anterior Only lovers left alive, ella podría pensarse como una realización más dirigida al público cinéfilo. Por el contrario, la ahora presentada en Cannes tiene una liviandad, una redondez, una prístina claridad (más allá de las múltiples lecturas que admite) que la acerca a Ghost dog o Flores rotas. Y dentro de este registro esta es su mejor realización. Ensayo sobre la duplicidad y la reiteración, el andersoniano (por Wes) cuidado en el diseño no opaca la construcción de personajes entrañables. El propio hecho de que el aparente conflicto de la película tenga que ver con la pérdida de un anotador con poemas y que el poeta en cuestión sea un conductor de autobus, apellidado Paterson como la ciudad que habita deja a las claras los intereses y valores del autor. La idea misma de la posibilidad de belleza y poesía como algo no exclusivo de las grandes ciudades o de ciertos circuitos o clases sociales es ciertamente subversiva. Como parece serlo que una pareja se ame y se respete sin atisbos de competencia o ánimo posesivo.

Poesía sin fin, de Alejandro Jodorowsky tuvo su presentación en la Quinzaine des rèalisateurs ante una multitud de acólitos dispuestos a festejar su psicomágico acercamiento al new age, cargado de aforismos pretendidamente tan simples como profundos. Debo decir que la película aquí estrenada, que continúa el mecanismo autocelebratorio de La danza de la fortuna (antes haciendo foco en la niñez del director, ahora en la adolescencia y juventud), está bastante mejor concebida y llevada a la pantalla que ésta. Hay cierto uso de la profundidad de campo (que no estaba en la plana primera entrega) y hallazgos cromáticos que la hacen más tolerable. Confieso que, quizás debido a su historia anterior y a cómo y cuándo descubrí y vi El topo, Fando y Lis, La montaña sagrada, Santa Sangre no puedo enojarme demasiado con este loco que supo ser lindo. La duda que se me presenta es si, frente a alguien cuyo encanto ha sido el desparpajo y el no atarse a nada ni aceptar límites, estos pequeños avances son eso o, en realidad, retrocesos.

Creo que es un error ver a Loving de Jeff Nichols como una oportunista película que se acerca a un tema políticamente correcto. Es cierto que el asunto de las relaciones interraciales y el primer caso que permitió a la Corte Suprema de los Estados Unidos declarar al matrimonio como un derecho esencial, sin ningún tipo de cortapisas en lo que a los colores de los componentes de la pareja respecta, es efectivamente una temática que podría encuadrar en aquella descripción. Sin embargo, aun con ese punto de partida y ese material anclado en la realidad, Nichols hace suya la película y vuelve sobre sus temas e inquietudes. Es que si bien hay en Loving una historia de amor y un film de juicio, el acento está en otro lado. Como de costumbre en el director de Take shelter, Mud y Midnight special, lo que vemos está filtrado por los ojos de los protagonistas. Este expresionismo siempre refiere a seres que perciben la realidad de una manera diversa a la mayoría, y esto es efectivamente lo que pasa con esta pareja que en el Sur racista y atávicamente esclavista cree en la posibilidad de amarse y formar una familia. Así, la sensación, casi física, una vez más, es la de constante peligro, de una persecución permanente en la que los elementos, el mundo exterior conspira contra los que llevan la narración. Más allá del final y la memoria del caso real, la película vuelve a parecerse antes a un thriller conspirativo y paranoico que a un film de denuncia.

Y Un certain regard sigue sin repuntar, hoy vemos Apprentice, de Boo Yunfeng, otra más de esas tanta que tan poco interés me han despertado en esta sección. La idea de que el hijo de un asesino muerto en la horca intente trabajar de verdugo a las órdenes de quien se encargó de hacer efectiva aquella condena muestra a las claras la pretensión de esta película. El tono lento y burocrático y el acento en las cuerdas necesarias para realizar el trabajo dan a esta altura malas ideas frente a una narración que se extiende sin generar tensión o empatía alguna.

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