Por Jaime Pena
Publicada el 12/05/16
Las películas de Alain Guiraudie son como cuentos de hadas, el retrato de una utopía que el realizador francés siempre sitúa en el campo, en un mundo rural abandonado en el que la sexualidad es un concepto abierto que no distingue géneros ni edades. En Rester vertical nos volvemos a encontrar ese mundo y a los característicos personajes del cine de Guiraudie, personajes cuya inasequible bondad e ingenuidad los lleva a intentar lo imposible, desde ese cineasta que busca hermanar a los pastores con los lobos o ese productor que acepta alborozado y sin anteponer ningún reparo el guión que le entregan y que no duda en perseguir hasta los más remotos confines de la Francia rural. Con todo, Rester vertical funciona antes como retrato de ese país inexistente y de las gentes que lo pueblan que como relato propiamente dicho. Y, como sabemos, toda fábula reclama algún tipo de enseñanza que, en este caso, con la mera confrontación del cordero y el lobo, parece tan forzada como poco sugerente.