5 Deseos (los confesables)

Por Fernando E. Juan Lima

Grilla en mano, cada abril marca su agenda en torno al BAFICI. Reuniones, audiencias, compromisos se definen con una precisión casi quirúrgica con mucha anticipación para poder aprovechar al máximo la inabarcable oferta del festival. Así y todo, al momento de planificar la compra de entradas y el detalle específico de la deriva que nos guiará entre el 16 y el 25 de abril, la misión parece imposible. Este año hemos visto mucho en otros festivales, pero teniendo en cuenta las recomendaciones de aquellos en quienes confiamos, lo mismo parece que no daremos a basto.

Pensemos en aquello que sí vimos (más allá de los clásicos restaurados, Ferran, Huppert y etcéteras que pudieron verse por estas tierras en cine), en ese placer adelantado que nos permite algo más de tiempo para explorar nuevos territorios. Y, de paso, contrabandeemos unas cuantas recomendaciones de imperdibles: A pigeon sat on a branch reflecting on existence (Roy Andersson), Bird People (Pascale Ferran), La sapienza (Eugene Green), Cavalo dinheiro (Pedro Costa), Casa vampiro (Taika Waititi y Jemaine Clement), El incendio (Juan Schnitman), Hill of freedom (Hong Sangsoo), Incompresa (Asia Argento), La princesa de Francia (Matías Piñeiro), La vida de alguien (Ezequiel Acuña), Maïdan (Sergei Loznitsa), National Gallery (Frederick Wiseman), O velho do restelo (Manoel de Oliveira), P’tit Quinquin (Bruno Dumont), Songs from the North (Soon-Mi Yoo), Taxi (Jafar Panahi), Te sigue (David Robert Mitchell), Under electric clouds (Aleksei German), Victoria (Sebastian Schipper). Y, ya que estamos, de una cuantas que sin llegar a ese rango, también valen sin duda la pena: Copacabana (Marc Fitoussi), Fires on the plain (Shinya Tsukamoto), Goodnight Mommy (Veronika Franz y Severin Fiala), Hermosa juventud (Jaime Rosales), La voz en off (Cristián Jiménez), Le meraviglie (Alice Rohrwacher), Mar (Dominga Sotomayor), Revivre (Im Kwon-taek), Tusk (Kevin Smith).

Y, ahora, las ganas, el deseo a veces inexplicable o basado en razones bastante arbitrarias de ver (sí o sí) determinadas películas. En orden decreciente en razón de lo ineludible del impulso, las 5 primeras son:

1)      Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo, de Javier Fesser. Nos gusta todo lo que ha hecho Fesser. El milagro de P. Tinto es de esas películas que no podemos dejar de ver una y otra vez, disfrutando de cada revisión; Camino nos partió al medio cuando la vimos en su estreno en España y repitió en el Festival de Mar del Plata; la   primera Mortadelo y Filemón es la película de acción en vivo que mejor ha sabido recrear el mundo del cómic y la animación. Además, de niños hemos seguido esta historieta que creemos que no llegaba a nuestro país en la versión brasileña, editada en libritos al estilo Asterix como “Mortadelo e Salaminho” (¿?). Posiblemente influidos por el desconocimiento del idioma portugués, las aventuras narradas nos parecían tan irresistiblemente cómicas como cargadas de una impronta lisérgica y surrealista.

2)      Near death experience, de Benoît Delépine y Gustave Kervern. Aaltra, Avida, Louise-Michel, Mammuth, Le grand soir. ¿Hacen falta más explicaciones? Este dúo hace comedias distintas a todo, con personajes que parecen de otro mundo pero está claro que están en este y son esos ignorados que tanto nos gustan y tanto queremos. Ellos también.

3)      Prison system 4614, de Jan Soldat. No la pudimos ver en la Berlinale porque no llegamos a los cines Cubix desde la Potsdamer Platz. Jaime Pena la había recomendado y don Porta Fouz guardaba un silencio que la selección para el BAFICI revela que las sospechas en torno a la falta de mayores comentarios tenían alguna razón valedera. Por lo demás, sadomasoquismo en cárceles privadas en las que los prisioneros se internan voluntariamente despierta la curiosidad así como las posibles relaciones con algún otro tipo de circunstancia. ¿Cualquier parecido con la realidad será mera coincidencia? Veremos.

4)      Short skin (Duccio Chiarini). Una película de debut sexual cuyo eje y disparador del conflicto es la fimosis del protagonista. ¿Cómo no verla? Por más que intenten ocultarlo, el cine sigue siendo mayoritariamente falo-céntrico. Y un poco de piel de más o de menos lejos de contradecir esa afirmación, parece avalarla.

5)      Ragazzi, de Raúl Perrone. Me gustaron mucho P3nd3jo5 y Favula; y las expectativas respecto de esta nueva búsqueda de don Raúl son grandes. Preveo también que esta vez quedaré más solo en El Amante y ya imagino el debate con Karstulovich. Pero nunca se sabe, ¿y si esta vez es al revés?

 

Nos vemos en el BAFICI.

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