1_ Paul Thomas Anderson, el cine hardcore: Hard Eight, bautismo de fuego. Boogie Nights, noches de sexo, droga y disco. La mirada sobre el porno; el fílmico como trinchera ideológica. Crisis de la industria. Magnolia: de antiguos niños estrella a excéntricos gurúes. La mecánica de un molde coral imposible. Punch-Drunk Love, el amor es un brote de ira. There Will Be Blood, la épica petrolera y la decadencia del modelo americano. La Santa Trinidad según Anderson: Dios, el hombre y el dinero.
2_ Wes Anderson, el cine patriarcal: reconstrucción de los fragmentos emocionales y las distintas formas de ese módulo llamado familia. Bottle Rocket, el universo lúdico del delito. Rushmore, la educación y el pánico a no pertenecer. The Royal Tenenbaums, Ramones, Elliot Smith, la importancia del clan y mil maneras de morir. Owen Wilson, hermano adoptivo (de Anderson y de los Tenenbaums). The Life Aquatic, los vínculos anfibios… y de nuevo a jugar con la muerte. La infinita oda a Bill Murray. The Darjeeling Limited, sobre figuras ausentes y la herencia de Satyajit Ray enfrascada en el mundo de Wes. Fantastic Mr. Fox, cosmos literario en stop-motion y familias underground.
3_ Edgard Wright, el cine freak. Su relación con los géneros cinematográficos y la cinefilia voraz. A Fistful of Fingers y el western. Spaced completa el trío: aparecen Simon Pegg y Nick Frost, y con ellos Wright revoluciona la comedia inglesa. Shaun of the Dead, al maestro Romero con cariño. Hot Fuzz, buddy movie auto conciente y a galope. Scott Pilgrim vs. The World, el mundo es un video juego. El cine de Wright y su relación con la historieta.
4_ Sofia Coppola, el cine revisionista: sus primeros cortos. The Virgen Suicides, sobre la adolescencia atrofiada. Lost in Translation, amor improvisado y otra enorme oda a Bill Murray. Marie Antoinette, nuevas formas de adolescencia interrumpida. Somewhere, ¿reminiscencias del pasado?
Martín Fernández Cruz