Festival de Cannes 2015 – Día 1 – JP

Cannibalismo 2015 – Día 1

Jaime Pena

Con toda la polémica en torno a la selección de esta edición de Cannes, la sección oficial va a estar bajo la lupa, sometida a un permanente cuestionamiento, puesta en comparación con lo que fue desplazado a otras secciones. La polémica no es nueva, se reproduce todos los años y, hasta cierto punto, es necesaria: ¿de qué íbamos a hablar si no en las semanas previas al festival? Por mi parte, creo que lo importante son las películas, estén en una sección u otra, y esta edición tiene tantos directores de esos que no dudaría en calificar de “mis favoritos” que no puedo negar que mis expectativas son altas. Unos están en la competencia, otros en Un Certain Regard, otros en la Quincena de los Realizadores, pero todas sus películas se exhibirán en Cannes a lo largo de once días.

Ninguno estaba representado en esta primera jornada, que tradicionalmente es una mera toma de contacto: la película inaugural y la primera de competición. Este año han sumado el primer pase de una segunda en competición, lo que me ha impedido ver la inaugural, La tête haute, de Emmanuelle Bercot, si bien la impresión generalizada no es muy positiva. Me tendré que limitar entonces a esas dos primeras películas en competición, firmadas por dos nombres importantes en el devenir del Cannes de los últimos años. Dos películas que quizás nos anticipan algo de la línea que nos propone esta edición del Festival de Cannes.

Our Little Sisterk o Umimachi Diary es inequívocamente una película de Hirokazu Kore-eda, que, además, no pretende ser otra cosa. Responde por lo tanto a la apuesta tradicional por el cine de autor. No sabría decir si es mejor o peor que otros kore-edas de los últimos tiempos. Me gusta más que la anterior, Like Father, Like Son, pero dudo que dentro de unos años sea capaz de diferenciarla de otras de las muchas que el director japonés ha rodado recientemente y que tan decepcionantes resultan si las comparamos con sus primeras películas, Maboroshi y After Life. Kore-eda se ha convertido en un director cómodo y amable que nos puede contar una historia de tres hermanas que pierden a su padre y que en el funeral conocen a una cuarta hermana más joven, fruto de una aventura extramatrimonial. En esta especie de Mujercitas toda la tensión dramática se concentra en el proceso de aceptación en el universo familiar de esa cuarta hermana. Hay escenas en la playa, fuegos artificiales, cerezos en flor y una sobrecarga de elementos referenciales de la japonesidad que películas como esta nos quieren vender y que, sin duda, como podemos comprobar casi todos los años, tienen su hueco reservado en Cannes,

Il racconto dei racconti o Tale of Tales, porque está hablada en inglés, es otra cosa, la otra cara de la moneda de lo que puede ser este año Cannes o, al menos, su sección oficial, llena de nombres poco habituales. La dirige Matteo Garrone, pero pocos podrían reconocer al autor de Gomorra tras sus imágenes. Nada que ver, por lo tanto, con lo que nos propone Kore-eda con su kore-eda.

Garrone se inspira en esta ocasión en una serie de relatos de Giambattista Basile (1575-1632), una suerte de 1001 noches ambientada en un reino medieval en los que los reyes, las princesas y los ogros conviven con dragones, pulgas gigantes o extrañas criaturas que habitan en las cuevas de las montañas. En definitiva, un mundo de extraordinario barroquismo en el que la crueldad y la fealdad parecen dominarlo todo. La película no carece de ambición; es más, se trata de una gran producción europea que, quizás, quiera abrirse camino en unos terrenos muy distintos a los que suele dominar el cine de autor continental, por lo general apegado al realismo. Puede que no sea una casualidad que esta película, que es mejor en sus partes que en su todo y que combina imágenes ciertamente impactantes con otras en las que los efectos artesanales no están a la altura de sus pretensiones (o del estándar al que nos tiene acostumbrados Hollywood), se haya proyectado precisamente el primer día. Otras películas del concurso apuntan a esta línea de producción: autores de prestigio, reparto internacional, rodaje en inglés y una, suponemos, aproximación personal al cine de género. Si fuese así, quizás estaríamos ante un cambio de paradigma en Cannes, pero también en la reformulación del cine de autor. Lo iremos viendo.

Publicado el 14/5/2015

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