Cannibalismos 2019 – Día 11

Por Jaime Pena
Cannes 24/05/2019

 

It Must Be Heaven (Elia Suleiman) Competición
Sybil (Justine Triet) Competición

 

Dos comedias cerraron la competición de Cannes 2019, con todo lo que eso implica. En cualquier caso, dos comedias muy distintas, una muy característica de Cannes, la otra una novedad, una apuesta muy singular que resume en su coda lo que fue este año la sección competitiva del festival más importante del mundo.

 

Esa primera comedia es una comedia política, si así podemos definir el cine del palestino Elia Suleiman, uno de esos habituales de Cannes, aunque no lo parezca, al fin y al cabo Suleiman rueda demasiado esporádicamente. Sobre eso trata en el fondo It Must Be Heaven, una película que se inicia con un gag notable a costa de una ceremonia judía ultraortodoxa. No es más que un prólogo, pues pronto pasaremos a una serie de situaciones (Tati, Ioseliani) protagonizadas por el propio Suleiman, testigo del absurdo que domina el mundo y que abandona Palestina “en busca de un nuevo hogar”, nos dice la sinopsis oficial de la película, aunque las motivaciones del protagonista nunca estén muy claras ni mucho menos explicadas. Sí sabemos que en París, su primera escala, se reúne con un productor (Vincent Maraval) que le dice que, aunque les interesa mucho Palestina, en su proyecto se habla demasiado poco de Palestina. Suleiman parece aquí el protagonista de Synonymes, la película de su vecino israelí Nadav Lapid, que huía de un país y una identidad que rechazaba, reclamando su condición de apátrida.

 

No se puede decir esto exactamente de Suleiman, que en realidad solo busca otras posibilidades de hacer cine sin estar confinado en su propio no-país. En Nueva York, un intérprete de tarot le confirma que Palestina llegará a ser algún día un país, un estado reconocido internacionalmente, pero que sus ojos no lo verán. Allí también se encuentra con un amigo (Gael García Bernal) en las oficinas de una productora que le ha ofrecido al actor mexicano una película sobre la conquista de México hablada en inglés (los españoles) y alguna lengua indígena (cualquiera). El absurdo conduce al desencanto: Suleiman nos habla del estado del cine internacional, de cómo se tratan los conflictos internacionales en el cine (o la misma Historia), de cómo un cineasta palestino tiene que buscar los fondos para sus películas por todo el mundo. Así se entiende que Suleiman ruede tan poco. Pero no nos confundamos, It Must Be Heaven habla en todo momento de Palestina, ya sea en el jardín del propio Suleiman, con ese limonero que ha ocupado su vecino, o a miles de kilómetros de distancia.

 

Sybil también se desarrolla en el mundo del cine, aunque tardíamente, bien avanzada la película. Hasta ese momento la película de Justine Triet se diría más bien un drama en torno a Sybil, una terapeuta madre soltera (Virginie Efira), que ha decido dejar la consulta y centrarse en su verdadera vocación, la literatura. Las cosas no saldrán como pensaba cuando una actriz, Madeleine (Adèle Exarchopoulos), reclama urgentemente sus servicios terapeuticos. La crisis que está sufriendo afecta a la película que se dispone a interpretar, pero también influye en Sybil, cuya vida es un auténtico caos y en la que empiezan a confundirse pasado, presente y su propia imaginación. Esta, bloqueada, encuentra una inesperada fuente de inspiración en la propia Madeleine, en sus sentimientos y en sus crisis. Es entonces cuando, al incorporarse al rodaje como asistente de la actriz, Sybil choca con la directora (la enorme Sandra Hüller) y la película gira de forma inequívoca hacia una comedia sobre el mundo del cine. El rodaje se desarrolla en Stromboli y no es tan rosselliniano como godardiano (se parece más al de Le mépris); pero sirve para que, con cierto retraso, nos percatemos que Sybil es el típico personaje de una screwball comedy, una mujer que arrasa con todo, que desencadena el caos, aunque solo sea para ocultar sus inseguridades, por más que nunca sabemos si conscientemente o no. Y como ya sucedía en Victoria, la película anterior de Triet y Efira, Sybil confirma que esta última es una de las grandes comediantes del momento.

 

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