Apuntes sobre Aniceto

 

1. La mejor manera de acercarse a Aniceto es no esperar encontrarse con la mejor película de Leonardo Favio. Si uno va esperando algo a la altura de Gatica, el mono, por ejemplo, no lo encontrará. Y en un primer acercamiento (como me pasó a mí) disfrutará menos de lo que hay en Aniceto.

2. Favio es Favio es Favio. O sea, si a uno le gusta su cine, rescatará unas cuantas cosas de Aniceto. Pero si a uno no le gusta, o solamente le gustan las películas que Favio dirigió en los sesenta, Aniceto está contraindicada.

3. El Favio de los sesenta (Crónica de un niño solo, Este es el romance del Aniceto y la Francisca…, El dependiente) hacía grandes películas en blanco y negro y –podría decirse– estilísticamente homogéneas. En colores, el Favio de los setenta (Juan Moreira; Nazareno Cruz y el lobo; Soñar, Soñar) y el de los noventa (Gatica, el mono; Perón, sinfonía de un sentimiento) hace gala de una enorme heterogeneidad, de intensidades aparentemente inconcebibles, de falta de límites. Para muchos de nosotros, el mejor Favio es el Favio operístico y desaforado.

4. Aniceto toma una historia (una anécdota) del Favio de los sesenta, del homogéneo. Y lo procesa por momentos con el estilo (los estilos) del Favio heterogéneo. Cuando en Aniceto arriesga en la heterogeneidad, como con el ballet, y sobre todo durante el principio de la película (el coche, el agua, las palabras iniciales de Favio, el enamoramiento, la música de Iván Wyszogrod, las riñas, el travelling previo al acuchillamiento), gana. Cuando tiene que contar (otra vez) las caídas del Aniceto: la “traición” de la Lucía, la traición del Aniceto a su amigo el gallo, se vuelve –y esto era lo menos esperable en Favio, lo que nunca había ocurrido en su cine– rutinaria, cansada: basta ver cómo filma Favio esos momentos, como sacándoselos de encima, achatando las situaciones. Tal vez el personaje del Aniceto fuera el más difícil de insertar en una épica desaforada (cuando la película apunta hacia ese lugar es cuando logra brillar intensa y brevemente). Pero es el que eligió nuestro querido Favio para hacer esta película y volver al cine después de demasiados años de ausencia. Los que amamos sus películas anteriores encontraremos en Aniceto momentos para recordar. Y los mantendremos en nuestra memoria con no poca emoción.

Javier Porta Fouz, junio de 2008

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