Salió el nuevo número y esta es la editorial:

A tres días del estreno anunciado, se atrasó por al menos cuatro semanas más Tabú de Miguel Gomes. Ya teníamos las notas, era nuestra película más destacada. Seguimos adelante, esperemos que se estrene antes de la salida del número 250.

DOSCIENTOS CINCUENTA, aproximadamente 63 millones de caracteres escritos sobre cine y pasiones, con pasiones y escritura. El 250 nos encontrará, seguramente, comentando el XV Bafici. Pero hablemos de este potente y variado 249, en el que aparecen firmas de fuera de la redacción. Tenemos la polémica nota de un ex diputado nacional, Fernando Iglesias, en la que intenta demostrar que Un día muy particular de Scola es mejor que Roma, ciudad abierta de Rossellini. Y una nota de Guillermo Piro en defensa de Parker. Gracias a ambos. 

Desde la redacción, y desde una más que bienvenida –y dicho esto con el mayor de los respetos–  “mirada cinéfilo-pajera” femenina, Maia Debowicz nos cuenta porqué Jason Statham es lo máximo de lo máximo (vio y/o revisó todas las películas con este señor inglés). Para compensar (¿?), tenemos una nota de D’Espósito, profundamente interpretativa, sobre algunos Jesuses del cine. D’Espósito también ofrece un obituario de lujo sobre García Ferré.

Y hay más entusiasmos de diversos signos entre los estrenos y también en el “reestreno” de un libro, Una vida crítica del chileno Héctor Soto, del que reproducimos varios textos que no formaban parte de la primera edición, un nuevo prólogo del autor y hasta el epílogo escrito por Javier Porta Fouz. Siempre tuvimos claro que escribir crítica de cine significaba escribir sobre cine y también sobre la propia crítica. Nos vemos en el cuarto de millar, o sea en el 250.

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