Marcos Rodríguez sobre Skyfall

Lo fascinante de todo esto es que si bien los elementos de la fórmula 007 están más o menos naturalizados en la cultura popular (por las cantidad de películas Bond que hemos visto y porque Bond hizo escuela), los títulos Bond son hoy un anacronismo hermoso. En los sesenta (esa década mítica que se volvió loca por lo moderno) no eran raros unos títulos como los de El satánico Dr. No, pero hoy en día, ¿qué otra secuencia de títulos en el cine tiene toda esa elaboración y ese juego formal? Lo que en los sesenta era la moda (la moda de ser moderno) hoy pone en evidencia muchas otras cosas.

Jaime Pena, Desde España

La fórmula parece reducirse a una combinación imbatible: un director español reconocido y con cierta marca de fábrica (Amenábar, Bayona) y alguna estrella internacional (Nicole Kidman, Rachel Weisz, Naomi Watts). Siendo mal pensados, podría afirmarse que al público español le gustan las películas que no parecen españolas.

Leonardo M. D’Espósito sobre El negocio del siglo (Friedkin)

Otra de las características de estos tiempos (porque todavía esos tiempos son estos) es que el terror se borda de absurdo, que miramos hasta la más terrible de las desgracias desde el reflejo cómico para poder seguir viviendo.

Federico Karstulovich sobre Vivir y morir en Los Ángeles (Friedkin)

Es inevitable pensar en duelos personales y no pensar en el cine de Michael Mann (ya citado). En este sentido Vivir y morir en Los Ángeles es la película más manniana de Friedkin. A su vez Mann es un director cuyos policiales tienen como modelo de policial (seco, cortante) a películas como Contacto en Francia.

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