La redacción conversa sobre Corazón de León

Juan Pablo Martinez

Mientras la veía me acordé todo el tiempo de aquella «polémica» que tuvimos con el señor Noriega sobre un plano de Anita y que después salió publicada en la web de la revista. Todo lo que pensaba de ese plano está en toda Corazón de león; incluso la idea de que todas las decisiones que toma Carnevale son las contrarias a las que tomarían los Farrelly.

 

Fernando Juan Lima

Aun cuando coincido con lo del anti-Farrelly, no me parece a tal punto execrable.

El aspecto más de comedia discurre razonablemente, para mi sorpresa, Julieta Diaz tiene algún momento inspirado y poco más (los momentos que parecen parte de las películas de los Hermanos Bonano que hacían en Cha Cha Cha son simpáticos: vgr cuando el hijo le sonsaca al padre algo sobre su relación, y remata en el plano en que regresa y se asoma enmarcado por la puerta no puede ser más kistsch).

O sea: Corazón de león: 4 (y no sé si 5)

 

Maia Debowicz

Perdón pero la actuación de Julieta Díaz es insoportable y extremadamente televisiva: sus gestos de mimo de feria, sus «grititos», su instinto emocional Suariano. Incluso, las resoluciones son tan mágicas y caprichosas como esas plásticas novelas de Pol-Ka. Uno de los errores más imperdonables es que, siendo León un arquitecto, construya su casa como una mansión gigante sin contemplar su tamaño. ¿No podía hacer alacenas más bajas? No, debe tener un banquito a la vista para dar lástima y resaltar que tiene limitaciones. Así es todo: de principio a fin Carnevale se empeña en sentarle al lado a todo objeto que engrandezca su pequeñez. Por ejemplo, su can de tamaño monstruoso, los 15 cm de taco de Julieta Díaz, el globo terráqueo, la pileta vacía, las sillas altas del bar, etc. Cada uno de los elementos de la puesta en escena están pensados y creados para ridiculizar al personaje que mide 1,36 m; para reírse de él de la manera más cruel y cobarde. Y como si fuera poco, mete a un sordo. Cartón lleno! Pero, ojo, no hay que echarle toda la culpa a Carnevale. Mientras miraba la película pensaba que lo único que faltaba para llenar el álbum de figuritas era la presencia de Betiana Blum. Bingo! Los créditos finales me informan que la idea «original» fue creada por la actriz en dupla con el director de…Tocar el cielo(¡y guionista de Papá es un ídolo!). Marcos Carnevale es el Jean Becker argentino

 

 

Javier Porta Fouz

Corazón de León: 6

y sin la música (espantosa y mal ubicada casi siempre) y algunos detalles televisivos era un 8

 

MD

¿Seguro que fuiste a ver Corazón de León? ¿Estás avalando que una pareja coja en 2013 con «Always on my mind»? ¿Ya salió el sindicato de enanos a «tomatear» al director?

 

JPF

No es enano, y aclaré que la música estaba mal

 

JPM

No, es petiso, y es uno de los conflictos más boludos que vi en mi vida. Y está narrada como el culo, y tiene un final arbitrario que no resuelve nada, y tiene el mismo tipo de diálogos melosos y horribles de las demás producciones familieras Telefe («el corazón»), y está basada en un único truco que está mal empleado durante toda la película (en el plano general en que la secretaria se agacha para estar -supuestamente- a la altura del personaje de Francella, su mirada está más abajo). Eso sin entrar en las hijaputeces de Carnevale al mostrar a Francella, de lo cual Maia se encargó muy bien de hablar.

 

Juan Manuel Domínguez

Yo voy con ese seis. Está tan mal a veces que, no sé, me fascina como objetito. A veces, Francella en plan Steve Martin (aunque Carnevale lo use para una publicidad del INADI de dos horas, donde cada escena es un trampolin para a)bardeas b) aceptas c)sos el hijo de Francella millonario) me gana por goleada. 

Que Carnevale haga un final tan horrible, tan de película argentina vergamota de los 70, solo me genera cierta alegría por lo imposible de esa idea de belleza. O que cojan con “Always on my Mind”. O la pileta con croma. O que sea un Hobbit antes que un enano. O que la música sea digna de Guantamo. O que este tipo aprendió a contar y, al menos para mí, lo hace perfecto. Digo, está mejor contada que Vino para robar, eso seguro.

 

FJL

¡Bien, Javier!

Hasta el 6, te banco.

Al resto: aprendan de Nora Cárpena: todavía estan a tiempo de abrir vuestros corazones.

 

MD

Lo de Nora Cárpena es tan absurdo:¿cómo mutó de Hitler en Belen Fraga? ¿Visitó la iglesia universal del reino de dios? Si alguien me lo explica, se lo agradeceré infinitamente. El único que sufre de «enanismo emocional» acá es el director.  

 

JPF

Hitler? Ah, si así interpretan las cosas…

 

MD

Es una forma de decir, el personaje de Nora Cárpena no lo para de discriminar a León y, de repente, le dice a su hija que escuche a su corazón. A ese cambio brusco me refiero. 

 

Leonardo M. D’Espósito

Igual, yo creo que la película acomete una hazaña increíble: es absolutamente freak en el panorama nacional (¿a quién se le ocurre tal cosa y va y la hace con gente que cobra carísimo?) y sale airosa porque cada vez que aparece Francella, que está en el pico de dominio de su arte, no podés dejar de mirar. Carnevale no deja de ser torpe, pero su torpeza pasa por apresurarse en la realización y dejar pasar toda clase de errores de puesta. Y además, el problema de lo televisivo reside en otra parte: que está absolutamente atado a su plan y deja pasar oportiunidades y matices que se descubren en el rodaje (un poco lo mismo que le pasa a Campanella). Pero no es pésima esta película, en absoluto. Es incluso buena cuando escucha a los personajes. 

 

Corazón de León es argentina de cabo a rabo. Así piensa, viven, se repentizan y se mueven los personajes urbanos de nuestra patria sufrida. Si creen que no, vayan al Abasto sin pasar por el Hoyts. El comportamiento repentista de Nora Cárpena, reina MILF, es tan lógico como los grititos semi histéricos de Julieta Díaz (que está muy bien: piensen en la situación en que se mete, y aclaro que no es santa de mi devoción). Y el chiste de la secretaria ofreciendo en diminutivo podría figurar en una película de Adam Sandler de las buenas y ninguno de ustedes se quejaría, caretas. Tiene timing esa escena y eso es lo que cuenta.

 

Sigue en seis, ojo.

 

JPM

No me parece nada freak la decisión de hacer una película así; el cine argentino industrial viene tomando cosas de la NCA (y haciéndolas mal) desde hace tiempo. No veo que haya mérito ahí. A mí no me hizo reír casi nunca; por lo menos de forma voluntaria. Pero voy a seguir con la comparación farrelliana y decir que ellos nunca construirían un universo tan hijo de puta para ese personaje y, peor, para que el público se ría del personaje. Una de las cosas que más me molestan de la película es eso que comentaba Maia de cómo hacen todo enorme, incluida la propia casa del protagonista (que, encima, es arquitecto). El «gag» en el que queda colgado de la alacena no solo está resuelto como el culo (de hecho, prácticamente no está resuelto) sino que no sirve más que para humillar un poco más al personaje. Lo mismo que Carnevale hacía con Anita cuando la dejaba haciendo el ridículo en aquella cenital horrible.

Me quedo con una lectura como la de Juanma, a pesar de que yo no la pude disfrutar de esa manera -y eso que disfruto de montones de películas argentinas que chorrean grasa- ni creo que esté bien narrada. En serio; no veo absolutamente nada de lo que ven en esta película.

 

LMDE

Respecto de los Farrelly, solo una cosa: Amor ciego (y eso que me gusta)

No veo nada del NCA, en serio. Veo un intento fallido o fallado de hacer una comedia industrial.

Y no lo veo a Llinás haciendo una película así, de paso.

 

JPM

Bueno, Amor ciego es para mí la más floja de los Farrelly, y si funciona es por los personajes secundarios.

Y que conste que me refería a LA NCA, as in «Nueva Comedia Americana».

 

 

JMD

Ok, a mi me divierte como objetito, ya lo dije. Pero no quita que, de verdad, me parece infinitamente mejor que Vino para robar:

Vino para robar, como película, se cree Cary Grant y es guachiturresca. Peor, yo la siento poco elegante en lugares imposibles, donde si o si debería funcionar (cuando ellos cruzan el puente, apenas los patotean, se ve un plano setentero inmundo con un doblaje horrible (Carnevale cuando es inmundo al menos se lanza al vacío, como en el final ajjjjriodejaneiro). Me parece que ese instante de Vino para robar era un momento donde podes demostrar realmente esa cosita loca llamada Tuyo es mi corazón y no, porque Winograd tiene tanta belleza en su cine como un Ratisalin. El final, mal montado (salta de la persecución a los muchos Baco, que es una gran idea, a un enfrentamiento sin siquiera establecer como se genera ese duelo, ese instante). Los robos fláccidos (lo del helicóptero del final muestra esa elegancia de crayón de «te pongo al remera de Hitchcock» Winograd). La química es lo más discutible (para mí tienen tanta química como una media tirada en el suelo, pero bueh, insisto, es lo más discutible). Donde gana Vino es en sus secundarios, que hacen respire la película. 

Digo esto porque Corazón de León me parece entiende el cine que hace mucho mejor que Vino para robar, hasta en sus pequeñeces más canallescas (ya lo dije, el factor «Toda escena implica juzgar a alguien por racista»). No es Farrelly, precisamente, porque Carnevale no quiere serlo (la escena que se llevan puesto al enano es como la muestra más gratuita: donde podía haber comedia, no la hay). Los instantes de comedia pasan por el rostro de Francella, e, insisto, aunque me parece desquiciado el concepto de Agigantar y Achicar de la película, lo de Francella, con sus gestos, generando comedia, y hasta un toque de empatía, cargándose la película es lo que me la revitaliza y la hace algo más que ese mero objetito. Todos los cruces y errores (y aciertos) de Corazón de León me interesan, y se me hacen más interesante para pensar el cine industrial argentino, que un caracol que se cree Turbo como Vino para robar. Insisto con la idea de que Carnevale cuenta bien (parece uno es patrulla de lo ajeno, pero en todas esas escenas que se acusaron de mal contadas yo no veo eso: si puedo sentirlas ridículas como concepto, hasta crueles -a diferencia de los Farrelly, Carnevale no se juega a la «si, si, todo bien con los opas, ahora voy a hacer chistes con ellos porque los rebanco»- pero no las veo mal contadas. Todo el tiempo la película establece un universo ABC1, con sus pacaterías, como sistema de reglas y de moral a quebrar. Es un trabajo limpio, seguro, pero Carnevale cree alguien tiene que hacerlo. y lo hace. El cambio de la madre tiene una escena donde se muestra que esa duda es algo que siguió discutiendo en su día a día con el Bernardo ese. La que queda colgado siento establece una vergüenza que no se mostraba del personaje. Insisto, puede sean crueles, ridiculas, demagogicas, pero no creo no haya nada mal contado acá.)

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