El rincón del Viejo Canalla

HUGO DIAZ. Antología.Volumen 4 (1967-1968). Acqua 309

HUGO DIAZ. Antologia. Volume 5 (1970-1971). Acqua 310.

Dentro de la música popular argentina hay una gran cantidad de intérpretes talentosos de diferentes instrumentos, pero son pocos a los que se los puede encuadrar dentro de la categoría de geniales. A este escaso grupo pertenece el armoniquista Hugo Díaz. Nacido en Santiago del Estero, de formación esencialmente autodidacta, ya a los nueve años formaba parte de un conjunto en su provincia, trabajando también durante su adolescencia y juventud como contrabajista de una agrupación de jazz. Llegado a Buenos Aires en 1946, fue tres años después que formó su primer conjunto en el que participaban su mujer Victoria y su cuñado, el gran percusionista Domingo Cura y ya desde sus primeras grabaciones apareció como un notable ejecutante de la armónica, capaz de conseguir insospechados sonidos de ese pequeño instrumento. Su virtuoso fraseo, la utilización de macizos acordes y la incorporación de disonancias y efectos percusivos fueron rasgos distintivos de su sonoridad, convirtiéndolo en uno de los más importantes armoniquistas del mundo, algo que le permitió realizar diversas giras por Europa y los Estados Unidos, donde pudo conocer a los más famosos exponentes del instrumento, como Toots Thielemans y Larry Adler y compartir escenarios con los más importantes músicos. Si bien el terreno fundamental en el que se movió fue el del folclore, hay también en su discografía varios discos dedicados al tango y su enorme capacidad para la improvisación auguraban trabajos dentro del jazz, territorio en el que, finalmente, registró un disco que, curiosamente, no está entre lo mejor de su obra. Como suele ocurrir en estos casos, su gran talento no tuvo el reconocimiento que se merecía en el país a lo que debe agregarse su prematura muerte en 1977, cuando solo contaba 50 años y aun tenía muchísimo para ofrecer. Afortunadamente, hoy está valorado, sobre todo por los músicos, en su verdadera dimensión y su legado musical ha sido recogido por el notable armoniquista rosarino Franco Luciani, su  auténtico sucesor.

Continuando con la recuperación de su formidable obra, el sello Acqua acaba de editar dos volúmenes dobles que permiten acceder a uno de los períodos más fructíferos de su carrera, el que desarrollara con el sello RCA Víctor. Son 64 temas, algunos inéditos, en los que interpreta diversos ritmos de nuestro folclore en los que Hugo Díaz hace gala de su notable inventiva y su irrenunciable creatividad para aproximarse a cada obra. Hay que decir que está aquí acompañado por músicos del calibre de Eduardo Lagos, Domingo Cura, Oscar Alem, Kelo Palacios y Mariano Tito, pero es su armónica la protagonista casi excluyente de cada banda. Como es imposible hacer un comentario detallado de esa enorme cantidad de obras, la sugerencia es sentarse a escucharlas y apreciar la variedad de sonoridades que el músico es capaz de extraer de su instrumento. Personalmente, creo que es en las numerosas zambas donde se puede apreciar de una manera más acabada su impresionante sonido y su capacidad como improvisador, pero no dudo que habrá quienes prefieran sus aproximaciones a otros ritmos. Lo único indiscutible es que estamos ante dos discos (dobles) fundamentales para conocer en profundidad a uno de los instrumentistas más notables que haya dado la música popular argentina (y del mundo). Jorge García.

 

VALERIA WILDE. Me asomo. Edición independiente.

Con una prolongada trayectoria que incluye la participación en diversas agrupaciones corales, Valeria Wilde presenta aquí su primer trabajo como solista en el que desarrolla un programa integrado por ritmos folclóricos, pero en el que no faltan composiciones de grandes autores de la canción urbana y algún clásico del territorio afín al tango. Acompañada por Alejandro Manzoni en piano y acordeón, también responsable de la dirección musical y los arreglos, Guido Martínez en bajo y Leandro Savelón en batería, Wilde ofrece un repertorio que elude los caminos habitualmente transitados, mostrando una voz afinada y bien timbrada dentro de un agradable registro de contralto. Así, entre los temas más destacables,  se puede escuchar un poco conocido poema de Atahualpa Yupanqui, con letra de Pedro Aznar, Romance de la luna tucumana, la vigorosa chacarera Pintadita, la lírica y melancólica Memoria del pueblo, de Carlos Aguirre y la poética zamba, La ausentadora, de Jorge Fandermole, con buena participación de Manzoni en acordeón. Hay una muy ajustada versión del clásico Barro tal vez, de Luis Spinetta y una menos satisfactoria del vals Pequeña, que aparece aquí despojado de su frágil y elusiva poesía. Es en cambio convincente la interpretación de El avenido, del Cuchi Leguizamón y de Nosotras, que ratifica a Cecilia Gauna como una muy atractiva autora. Un interesante debut de una cantante am la que habrá que seguir con atención.. Jorge García.

VALERIA WILDE PRESENTARA ESTE DISCO EL JUEVES 13 DE SETIEMBRE A LAS 21.30 HS. EN NO AVESTRUZ, HUMBOLDT 1857.

 

 

 

MELINA MOGUILEVSKY. Arbola. Epsa 1438.

Seguramente una de las figuras más promisorias –tanto en su rol de vocalista como en el de compositora- Melina Moguilevsky, pese a su juventud, ha desarrollados ya una carrera bastante extensa que incluye numerosos estudios y la participación en diferentes formaciones vocales e instrumentales. Para su álbum debut, Melina cuenta con la compañía de Nicolás Ospina en piano, Ezequiel Dutil en contrabajo y Mario Gusso en percusión, tocando ella también el piano en algunos temas y ocupándose, junto con Ospina,  de los arreglos. Muchas veces se tiende a encasillar a los intérpretes dentro de determinados compartimentos, pero en este caso la tarea se hace realmente difícil, ya que MM propone temas de muy difícil clasificación, ya que abrevan en diversas vertientes. Así junto a obras propias, hay musicalizaciones de poemas de escritores tan eminentes como Juan Gelman, Alejandra Pizarnick y Juan L. Ortiz y hasta de un cuento de Clarice Lispector, obras todas en las que Melina muestra un rasgo infrecuente en una debutante: la originalidad. Y también su cultivada voz se puede transformar en algún tema de otro autor, como Loro, de Egberto Gismonti, a través de sus vocalizaciones, en un instrumento más. Un muy prometedor primer disco, que muestra a una intérprete que, sin renunciar a las diferentes influencias que confluyen en su música, intenta desarrollar un camino personal, alejado de los estereotipos habituales y que abre marcadas expectativas sobre sus próximos trabajos. Jorge García.

MELINA MOGUILEVSKY PRESENTARÁ ESTE DISCO EL 6 DE SETIEMBRE A LAS 22 HS. EN EL CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACION, AV. CORRIENTES 1543, EL 6 DE OCTUBRE A LAS 21 HS. EN NO AVESTRUZ, HUMBOLD 1857 Y EL 26 DE OCTUBRE A LAS 21 HS. EN LA OREJA NEGRA, URIARTE 1271.

 

 

 

MIGUEL VARVELLO. Concerto for bandoneón. TT 10141.

Si hay un instrumento al que se lo puede ligar de manera indisoluble con el tango, ese es el bandoneón. Numerosos instrumentistas se han destacado en su ejecución en la historia tanguera y muchos fueron los temas que le fueron dedicados. Sin embargo, en las últimas décadas, también el bandoneón ha logrado introducirse dentro de la llamada música erudita a través de instrumentistas como Alejandro Barletta. Miguel Varvello empezó desde muy niño a tocarlo y en una primera etapa de su carrera estuvo influenciado –como muchos otros- por el legendario bandoneonista rosarino Antonio Rúios. Luego participó en las más diversas orquestas y formó dos agrupaciones dedicadas al tango de vanguardia: el notable Ensamble trío y un quinteto. Pero también siempre se interesó por las posibilidades del instrumento dentro de la música clásica, como lo demostró en su disco A magic instrument. En este CD, Varvello ofrece una composición suya de largo aliento dentro de ese terreno, el Concierto para bandoneón, cuerdas, piano, arpa, tímpano y percusión y varios tangos y obras clásicas interpretadas en solo o en dúo. El concierto, más allá de alguna reminiscencia tanguera, es una obra claramente encuadrada dentro de la música clásica contemporánea y uno de los pocos trabajos en ese terreno dedicados al instrumento. En cuanto al resto del disco, se pueden escuchar obras de Bach, Chopin y Debussy, así como un tango de Eduardo Rovira, Bandomanía, interpretadas con el bandoneón sin acompañamiento, mientras que en Nunca tuvo novio, Otoño porteño y su obra Primavera del 84, a Varvello lo acompaña Carlos Sanguino en violín mostrando, en todos los casos, su gran capacidad como intérprete. Un disco que permite escuchar a un instrumento eminentemente tanguero en un contexto diferente de los habituales. Jorge García.

 

 

 

 

SERGIO RIVAS. Pa´que trabaje el grandote. Blue Art 159.

Más allá de su carácter de instrumento casi imprescindible en las formaciones tangueras, no son muchas las obras escritas para contrabajo a lo largo de la historia del tango. Sergio Rivas, integrante de la Orquesta Nacional Juan de Dios Filiberto y del trío de Rodolfo Mederos, se ha propuesto en este disco hacer una suerte de historia de los trabajos escritos para “el grandote”a lo largo de casi un siglo. Instrumentista de notable virtuosismo, particularmente en su trabajo con el arco, ofrece aquí un rico muestrario de las obras mencionadas., contando con la colaboración de destacados músicos en diversos dúos. Así se pueden escuchar tres tangos de estilo “canyengue”de Leopoldo Thompson, considerado el primer contrabajista del tango, compuestos en 1920 y en los que lo acompaña el guitarrista Armando De la Vega y Negligée, de Vicente Sciarretta, quien lo tocara en el sexteto de Julio De Caro, de 1929, en dúo con el pianista Oscar D´Elía. La historia moderna del instrumento comienza con Contrabajeando, 1954, de Troilo y Piazzola, donde lo acompaña el bandoneonista Fernando Taborda. De Piazzolla se escucharán dos obras mayores, Kicho, 1970, dedicada a Enrique Díaz, integrante de varios de sus conjuntos, con Natalia González Figueroa en piano y Contrabajísimo, 1986, donde lo acompaña De la Vega. Pero hay varios títulos más, entre las que cabe destacar, Tangueando en el contrabajo, en dúo con D´Elía, Porteño, de Osvaldo Requena, el único solo de Rivas y De tal palo, que Leopoldo Federico le dedicara a Horacio Cabarcos, aquí otra vez con Taborda. Un muy atractivo disco, dedicado al instrumento tal vez menos popular de la orquesta, y que muestra sus posibilidades cuando cae en manos de un gran intérprete y muy buenos compositores. Jorge García.

SERGIO RIVAS PRESENTARA ESTE DISCO LOS SÁBADOS 15 Y 22 DE SETIEMBRE, A LAS 21.30 HS. EN TORCUATO TASSO, DEFENSA 1575.

 

 

 

LUIS FILIPELLI. Utopía. Edición independiente.

A pesar de sus cuatro décadas de carrera, Luis Filipelli es un cantante que no ha alcanzado difusión masiva, pero que es muy apreciado por músicos y tangueros de distinto cuño. Intérprete dueño de un estilo  sobriamente romántico, alejado de la dramatización excesiva de las letras, de una excelente afinación  y un fraseo preciso, consigue crear siempre los climas adecuados para cada uno de los temas que canta. En este trabajo está acompañado de un sexteto liderado por el guitarrista Julián Hermida, responsable de los muy buenos arreglos de un repertorio que incluye temas clásicos, obras de nuevos autores, un par de títulos de raíz folclórica y una obra de un autor de rock nacional. En un disco de un nivel consistentemente parejo se pueden destacar, entre los clásicos,  las versiones  de Desencanto, que trasmite toda la desazón del tema de Discépolo, la lírica melancolía de Cuando tú no estás y La noche que te fuiste, en un excelente arreglo de Oscar D´elía para trío de piano, violín y violoncelo y la profundidad de la letra de Homero Expósito en El milagro. Entre los temas más nuevos cabe resaltar  sus versiones de Viejo gringo e Invierno porteño, ambos con letra de Eladia Blázquez, que en el tema con música de Piazzolla, elude la grandilocuencia de los textos de Horacio Ferrer. También son muy ajustadas las interpretaciones de Ciudad de nadie, donde Alejandro Szwarcman demuestra que, junto a Raymundo Rosales, son los dos mejores poetas del tango actual y una sentida versión de la milonga El alazán, de Atahualpa Yupanqui. Un disco que confirma a Luis Filipelli como un cantante sensible y profundo que consigue trasmitir con precisión el tono que requiere cada obra. Jorge García.

 

 

 

TANGO BA FESTIVAL Y MUNDIAL

Como ocurre desde hace varios años, se realizó en Buenos Aires una nueva edición del Festival de Tango, evento que convoca gran cantidad de público, aunque mi impresión fue que este año hubo menos que en ediciones anteriores (al menos en lo que se refiere a la parte musical). Con todos sus conciertos de carácter gratuito, se desarrolló en el Centro Municipal de Exposiciones, el Anfiteatro del Parque Centenario, el Teatro Regio y la Usina del Arte de la Boca, gran espacio, con un imponente auditorio para 1200 personas, donde los conciertos se pueden apreciar con un excelente sonido sin amplificación. Ojalá que sea aprovechado en ulteriores eventos. Como la cantidad de conciertos fue muy grande, con muchas superposiciones horarias, me limitaré a comentar aquellos que presencié de artistas que no hayan sido reseñados últimamente en esta sección. Hubo que lamentar la cancelación del concierto de Leopoldo Federico, por enfermedad del veterano bandoneonista, y también hay que señalar que –como parece ser una costumbre en los eventos organizados por el Gobierno de la Ciudad- el abundante personal de seguridad se mostró siempre predispuesto a incomodar al público presente.

Pasando a reseñar brevemente lo visto, hay que decir que la presentación de la Orquesta Típica Sub 25 dirigida por Pablo Agri, encargada del concierto inaugural en la Usina, apareció como una formación correcta aunque poco arriesgada en su propuesta musical. El mejor  momento del recital lo ofreció la presencia del octogenario bandoneonista Ernesto Baffa quien, a pesar de su ostensible deterioro físico, en las dos piezas en las que participó mostró que mantiene intactas sus virtudes como instrumentista. Comenzando por lo visto en el Centro de Exposiciones, un ámbito que no brilló por la calidad de su sonido, debe señalarse que una de las sorpresas del festival fue el quinteto Tango Ensillado. Integrado en su totalidad por muy jóvenes músicos noruegos  e interpretando las piezas sin partituras a la vista, el grupo ofreció un enjundioso concierto en el que sorprendieron tanto la calidad de los instrumentistas, como su capacidad para captar la esencia de las obras ofrecidas, en su mayoría de Astor Piazzolla y propias. Uno de los muy buenos momentos del festival. También fue destacable el recital Piazzolla Electrónico, que ofreció el sexteto Escalandrum, ampliado con la presencia  de los tecladistas Esteban Sehinckman y Nicolás Sorin, la guitarra eléctrica de Lucio Balduini y la presencia de Daniel Piazzolla, hijo del gran Astor, en percusión, quienes brindaron un notable concierto, interpretando Las Cuatro Estaciones piazzollianas y otras piezas, con los excelentes arreglos del pianista  Nicolás Guershberg y el gran aporte que siempre realiza en esa formación la línea de vientos. Otro buen momento del festival fue el de la presencia del quinteto del pianista Abel Rogantini en el que la música ciudadana se fusionó adecuadamente con el jazz, a través de extensos temas con amplio espacio para la improvisación, donde se lucieron el director y el muy buen saxofonista Bernardo Monk. Canciones de hoy escritas mañana fue una buena oportunidad para aproximarse a la obra de los dos mayores letristas que ofrece el tango actual, Raimundo Rosales y Alejandro Szwarcman, con muy buenas interpretaciones de sus obras a cargo de Noelia Moncada y Esteban Riera. El Homenaje a Homero Expósito fue un simpático glosario de canciones, recuerdos y anécdotas que permitieron acercarse a la obra de uno de los mayores poetas que ha dado el tango. Aquí se mostró en muy buena forma la cantante Lucrecia Merico.

Pasando a los conciertos realizados en La Usina del Arte de La Boca, allí se presentó el saxofonista y compositor Gabriel Senanes al frente su trío y de una gran orquesta con invitados de lujo como el gran violinista Fernando Suárez Paz y el joven y brillante bandoneonista Lautaro Greco. Senanes mostró allí sus grandes dotes de compositor, en obras que fusionan la música ciudadana con estructuras clásicas. Uno de los momentos más emotivos del festival fue la presencia del gran pianista Osvaldo Berlingieri. Superando serios problemas de salud, Berlingieri se sentó frente al piano en unos pocos temas con una formación de cuarteto (el resto del concierto fue una buena presentación del septeto del pianista Cristian Zárate), mostrando que, a los 84 años y con su salud muy deteriorada, sigue siendo uno de los más grandes intérpretes del instrumento de la historia del tango. Otro muy buen recital fue el del bandoneonista Raul Garello al frente de su sexteto, quien con su estilo sobrio y conciso, exento de inútiles virtuosismos, mostró sus enormes cualidades como instrumentista, compositor y arreglador. Uno de los momentos más esperados del festival, era seguramente, era la presentación del joven pianista Horacio Lavandera, un gran intérprete de música clásica, ejecutando obras de Astor Piazzolla. Hay que decir que Lavandera se lució en los momentos más líricos y reflexivos, paro en los segmentos más rápidos y rítmicos mostró cierta tendencia al exhibicionismo efectista y la demagogia. José Colángelo es un auténtico showman en el escenario y lo ratificó en su presentación al frente de su quinteto, en el que ofreció un pack de temas clásicos, más algunas composiciones suyas en versiones muy disfrutables, con lucimiento, aparte del suyo, del bandoneonista Horacio Romo y el violinista Pablo Agri. La Orquesta Escuela Emilio Balcarce es una formación de 16 músicos que ya lleva varios años, con distintos directores al frente y un muy buen grupo de instrumentistas. Actualmente está dirigida por Víctor Lavallén, menos moderno en sus arreglos que Néstor Marconi, su director anterior, pero que le otorga a la orquesta una sonoridad sólida y consistente. Dejo para el final el que para mí fue el concierto más arriesgado del festival, en el que se presentaron, en primer término, el cuarteto Hora Pico, que dirige el violinista Damián Bolotín, un instrumentista de un gran virtuosismo, que propone arreglos en los que se fusionan el tango y la música contemporánea más avanzada. Luego fue el turno del sexteto de la pianista Sonia Possetti, una de las figuras más talentosas de la escena actual del tango. Con una formación atípica, que incluye vibrafón y trombón (notable Pablo Fenoglio) su música es marcadamente personal, escapando a las casi inevitables influencias piazzollianas de los grupos de tango contemporáneos. Finalmente se fusionaron en el escenario ambas formaciones, ofreciendo brillantes arreglos para noneto de obras que Possetti había tocado en su excelente disco Cayó la ficha. Uno de los grandes conciertos del festival (para quien esto escribe el mejor) que confirmó a Sonia Possetti (y Damián Bolotin) como dos figuras esenciales de la escena tanguera actual. Jorge García.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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