EL SIMPLE  ARTE DE CANTAR

LORENA  ASTUDILLO EN VIVO EN SALTA Y RESTO

En ocasión de comentar en este mismo espacio alguno(s) de sus discos señalé que Lorena Astudillo era una de las mejores cantantes del país dentro de cualquier género. El concierto que ofreció en vivo en Salta y Resto no hizo más que ratificar esa afirmación. Dotada de una formidable voz que puede pasar sin transición del grito bagualero al susurro intimista, dueña de una depuradísima técnica y una afinación perfecta, en esta presentación estuvo acompañada de Horacio Cacolidis en percusión, sobrio y preciso en su trabajo rítmico  y Pablo Fraguela en piano, un tecladista sutil y de gran riqueza de matices. En la primera parte de su recital, Lorena (aunque sin abandonar su apego a los temas clásicos, ya que ofreció memorables versiones de la zamba La nostalgiosa, de Falú y Dávalos y el tema popular Ollita de barro) adelantó obras de su próximo trabajo discográfico, Un mar de flores, estrenándose  en el rol de compositora, un terreno en el que recorrió diversos ritmos de la música folclórica y rioplatense narrando historias sencillas con personajes reconocibles, entre los que se destacaron un tema dedicado a su pequeño hijo y un candombe, Doña Clara, en el que describe con sensibilidad a una mujer de pueblo. Habrá que seguir con atención esta nueva faceta de Lorena Astudillo como autora.

Pero fue en la segunda parte del concierto donde la cantante desplegó en plenitud su enorme talento. Recorriendo diversos clásicos de varios de los más grandes autores de nuestra música folclórica, Lorena fue, según el tema que interpretaba, cálida, dramática, sensual o tierna. Así, sus versiones de El seclanteño y la Zamba del arribeño erizaron la piel y el segmento que dedicó a Gustavo Leguizamón, ratificó que, cantando la obra del Cuchi, no tiene comparación. Hubo además tres invitadas de lujo, La Bruja Salguero, Chiqui Ledesma y Mónica Abraham, que  ofrecieron cada una un tema. Pero fueron los dúos que realizaron con Lorena Astudillo los que permitieron también apreciar su ductilidad , ya que con la Bruja, cantó la bellísima Zamba para la viuda, del Cuchi, con Ledesma el landó Azúcar de caña y con Abraham, el hermoso tango Fuimos, de Dames y Manzi. En el final con las cuatro cantantes, hubo  espacio para un homenaje al Chango Farías Gómez, interpretando la Chacarera de un triste siguiendo su arreglo. Un concierto que confirmó, por si hacía falta, que Lorena Astudillo es una cantante extraordinaria que debería presentarse en los escenarios porteños con mayor frecuencia de lo que lo hace.

SOBRE ZAPATOS NUEVOS Y PANTUFLAS

CHICK COREA Y SU TRIO EN VIVO EN EL TEATRO GRAN REX.

Así como hay artistas que en cada una de sus presentaciones se ponen zapatos nuevos, a riesgo de sufrir algunas incomodidades y dolores, estrenando obras, sin estar pendientes de la respuesta inmediata del público (un ejemplo de esta vertiente sería el enorme Astor Piazzolla), otros optan por la comodidad que ofrece recorrer un repertorio archiconocido, como si tocaran calzando pantuflas. Lo curioso es que Chick Corea en sus conciertos anteriores en Buenos Aires, ya sea solo, en dúo con Gary Burton, en el homenaje que le ofreciera al gran Bud Powell o al frente de su sexteto Origin, había transitado aquel primer camino. Sin embargo en esta presentación, Corea con su reflotado trío Forever, una suerte de continuador del Return to Forever que fundara hace cuatro décadas con los mismos músicos, Stanley Clarke en contrabajo y Lenny White en batería optó por la segunda vertiente. Si aquel grupo, con una instrumentación que intercalaba elementos acústicos y eléctricos fue pionera dentro del llamado jazz fusión, en su versión actual aparece como estrictamente acústica, pero la programación se desarrolló – con la inestimable complicidad del público presente- dentro de los temas que fueron hits de aquella formación. Así desfilaron La Fiesta, Light as a Feather, Romantic Warrior, After the Cosmic Rain, No Mistery y 500 Miles High, obras que, escuchadas hoy, no parecen estar entre lo más relevante de su repertorio. Por supuesto que Corea sigue siendo –más allá de los problemas de sonido que obligaron a la afinación del piano durante el intervalo- un pianista formidable, de un incomparable virtuosismo, capaz de modificar bruscamente los tiempos de un tema, convirtiéndolo en algo totalmente diferente y Stanley Clarke es un contrabajista de excepción. – aún con su apego,  por momentos, al efectismo y la demagogia- que utiliza tanto el arco, como los dedos y las manos en su instrumento. No se puede decir lo mismo en esta ocasión del baterista Lenny White, quien apareció bastante apagado y lejos del nivel de sus compañeros. Así Corea tocó lo que la gente quería, sin correr ningún tipo de riesgo y seguro de recibir fáciles ovaciones. Los mejores momentos del concierto –para quien esto escribe- estuvieron en las versiones de dos antiguos standards del repertorio del pianista, My One and Only Love y How deep Is the Ocean y un tema de de Miles Davis, All Blues, en el que White estuvo por fin a la altura de sus compañeros. Fue una lástima, ya que estaba en plan de recorrer antiguas obras de su repertorio, que el pianista, vg, no ofreciera ninguna de sus excelentes recreaciones de temas de Thelonious Monk. Habrá entonces que esperar otra visita a Buenos Aires para que Chick Corea decida calzarse zapatos nuevos y ofrezca un repertorio renovado; en esta ocasión eligió refugiarse en la segura comodidad que brindan las pantuflas.

TOMOKO OHNO EN VIVO EN JAZZOLOGIA

Ya en este espacio se ha reconocido el esfuerzo de Carlos Inzillo como programador del ciclo Jazzología, tarea que desarrolla de manera incansable desde hace nada menos que 28 años. Es así que durante ese prolongado tiempo, todos los martes en la Sala Enrique Muiño de Centro Cultural General San Martín se han podido escuchar –conviene recordarlo, gratuitamente- a la casi totalidad de los músicos que hoy se destacan en la fértil escena del jazz local. Todas las expresiones jazzísticas, desde las más tradicionales, hasta las vertientes más modernas se han dado cita en ese espacio, que también ha dado lugar a la presencia de importantísimos músicos extranjeros (por nombrar solo algunos, la cantante Betty Carter, el trombonista Conrad Herwig y la New Jungle Orchestra de Pierre Dorge). La función 1899 (¡¡¡) del ciclo fue una de esas muestras, con la presencia de la pianista japonesa Tomoko Ohno, quien se presentó en dúo con el guitarrista Ricardo Lew, uno de los más versátiles músicos de la escena local. Ohno es una excelente instrumentista, que ha tocado con importantes músicos de la escena actual jazzística. Dueña de una excelente técnica y de gran creatividad e inventiva para la improvisación, en la ocasión desarrolló un programa que transitó principalmente por la fusión de elementos jazzísticos con tangueros. La combinación de piano y guitarra, si bien cuenta con ilustres precedentes como la del dúo que conformaron Bill Evans y Jim Hall, no es de las más frecuentadas. En este caso, la dupla Ohno-Lew funcionó a la perfección, ofreciendo muy buenas versiones de Libertango y La muerte del ángel, de Astor Piazzolla, una festiva milonga dedicada por la pianista a la pizzería “La Americana” y un conmovedor homenaje a las víctimas del terremoto sufrido en Japón el año pasado. Pero también hubo invitados japoneses: el contrabajista Toshiki Nagata, Sachi Hayasaka, en saxos alto y soprano y su hijo Ryo en saxo barítono, quienes ofrecieron, junto a Ohno y Lew, una excelente versión de Oblivion, de Piazzolla, con particular destaque de Hayasaka en el saxo soprano y un tema de la misma saxofonista, en el que sorprendió interpretando, a la manera de Roland Kirk, los dos saxos al mismo tiempo. Hubo tiempo para un bis del dúo, en el que se fusionaron el adagio del Concierto de Aranjuez con Chick Corea, como brillante conclusión de un muy buen concierto.

CUARTOELEMENTO. Cuarto y yapa. Records 007/084

Fundado en el año 2003, el grupo Cuartoelemento presenta aquí su cuarto trabajo. Integrado por Rubén “Mono Inzaurralde, en flauta y canto, Néstor Gómez en guitarra y voz, ambos notables instrumentistas, Matías González en bajo y Horacio López en batería, los dos integrantes del mítico trío Alfombra Mágica, que completaba el gran guitarrista Quique Sinesi., la formación se ha caracterizado a lo largo de esto años por ofrecer un repertorio ecléctico y variado, integrado por ritmos del folclore argentino y latinoamericano, pero también por tangos, música brasileña  y hasta algún bolero. Con la enorme capacidad como improvisadores de Gómez e Inzaurralde y el sólido y potente apoyo rítmico de González y López, Cuartoelemento aparece como unos de los grupos más creativos aparecidos en la última década, En este CD, grabado íntegramente durante presentaciones en vivo, la presencia de relevantes invitados enriquece aun más la propuesta. Así el disco comienza con una gran versión de Piedra y Camino, cantada con dramatismo por Raúl Carnota y en la que se destaca el Mono. La Bahionga para Lydia ofrece un muy buen solo de Víctor Carrión en saxo soprano y Carta a Don César Perdiguero tiene una expresiva interpretación vocal de Gómez, con participación de Mariano Meneghini en trompeta  e intercalando en el medio un tema del gran pianista Bill Evans. En la chacarera La del campo, la presencia en el piano de Lilian Saba es un bienvenido plus, lo mismo que la de Jorge Demonte en armónica en La Pomeña y el fallecido trombonista danés  Erling Kroner en Recuerdos de ayer, de Don Sebesky. Quique Sinesi, se luce en su tema Donde quiera que estés y Marcelo Chiodi aporta el consistente sonido de su quena en La lámpara de AlasDino. Por cierto que la presencia de todos estos invitados no opaca el trabajo de los instrumentistas del grupo, que se lucen en varios títulos. El gran final del disco es la intensa (y extensa) versión del Canto a la Telesita, interpretada por el Chango Farías Gómez, con esa expresividad desgarrada que lo caracterizaba cuando cantaba. Son nueve minutos en la que se destacan todos los integrantes del cuarteto, confirmando a Cuartoelemento como una de las formaciones más estimulantes de la música popular argentina actual.

BELEN MACKINLAY. Trébol blanco. San Pastor 1

Son muchos los intérpretes que en distintos géneros (tango, jazz, folclore) se lanzan al ruedo con nuevas propuestas, no siempre con resultados exitosos. Hay que apresurarse a decir que el debut de Belén Mackinlay es uno de los más promisorios producidos en el terreno de la música folclórica en los últimos tiempos. Con una sólida formación vocal y un variado recorrido –a pesar de su juventud- en el terreno del musical, en los últimos años Belén se volcó al repertorio folclórico, seguramente influenciada por los recuerdos de su adolescencia en Ayacucho, donde cantaba con su madre y su abuela. Dotada de una voz de amplios matices, afinada y bien timbrada, grabó este primer trabajo con el trío integrado por Alejandro Kalinovsky -también responsable de los  creativos arreglos- en piano, Guillermo Delgado en contrabajo y Carlos Rivero en batería y percusión, una formación de tono marcadamente jazzístico. Uno de los aciertos del disco es la elección del repertorio que, junto a temas vastamente conocidos, incorpora otros igualmente valiosos aunque menos transitados. Dentro de un nivel muy parejo se destacan la  enjundiosa versión de La Mamancy, de Isella y Tejada Gómez, la melancólica interpretación de la bella zamba Bajo el sauce solo, el huayno anónimo Ya me voy, interpretado solo en voz y bombo y la desolada tristeza que la cantante trasmite en Campana de palo, de María Elena Walsh, solo acompañada del piano de Kalinovsky. Al doloroso lamento de Que he sacado con quererte, de Violeta Parra, con notable participación de Delgado, se le contrapone el suave lirismo de la antigua canción cuyana Virgen de la Carrodilla. Los dos últimos temas, la hermosa Zamba del laurel y la dramática Chacarera de un triste, son dos de los puntos más altos de un CD que significa un muy atractivo debut y hace esperar con gran interés futuros trabajos de Belén Mackinlay.

BELEN MACKINLAY PRESENTARA ESTE DISCO EL 19 DE JUNIO A LAS 21.30 HS. EN CLASICA Y MODERNA, CALLAO 892.

NICOLAS FALCOFF Y LA INSURGENCIA DEL CARACOL. Guardianes de la semilla. Suramusic 0077.

En su primer trabajo (comentado hace un tiempo en este espacio), Nicolás Falcoff –a partir de diferentes ritmos folclóricos latinoamericanos- proponía letras que, por una parte, asumían la defensa de los pueblos originarios americanos y, por otra, cuestionaban a los distintos poderes dominantes. Impenitente viajero por todo el continente, ese recorrido le permitió profundizar en diversos aspectos sociales y culturales pero también investigar diferentes músicas folclóricas. Esa experiencia acumulada le permite, en su segundo trabajo, continuar con el camino iniciado en su CD debut. Aquí Falcoff, aparte de ser la voz principal del grupo, toca la guitarra, la armónica y la mbira, un antiguo instrumento africano. El grupo de base se completa con Sebastián Dezeo en contrabajo, Martín Arrizabalaga y Magalí Falcoff en diversa percusiones, más la presencia de la hermosa voz de Cecilia Fraiman en varias canciones, a lo que hay que agregar la presencia de numerosos invitados que enriquecen la propuesta. Diversos ritmos latinoamericanos son la base musical para letras en los que elementos culturales y religiosos se fusionan con la denuncia política y social. Muchas veces las canciones “con contenido” no están expresadas a través de propuestas musicales de buen nivel estético. No es este es el caso, ya que aquí, Nicolás Falcoff, desarrolla sus letras con una propuesta musical muy convincente.

TRINA LA DIUCA. Edición independiente.

Siempre es saludable la aparición de nuevos grupos folclóricos máxime si, como en este caso, traen bajo el brazo una propuesta interesante. Integrado por dos vocalistas, Laura Luz De Iudicibus, también encargada de los arreglos, y Dolores Usandivaras y los guitarrista Ignacio Eguía e Ignacio Romero, el cuarteto ofrece un repertorio en el que se pueden escuchar frescas y renovadas versiones de clásicos de nuestra música folclórica y alguna obra de compositores más cercanos en el tiempo con las afiatadas voces de las cantantes amalgamándose  adecuadamente con las guitarras. Dentro de un programa de un nivel parejo y atractivo se pueden destacar muy buenas versiones de Doña Ubenza, de Chacho Echenique y de dos clásicos de la gloriosa pluma del Cuchi Leguizamón, la bella Zamba del laurel, con letra de Armando Tejada Gómez y la cueca Corazonando. Hay una sentida interpretación de la tonada Tristeza, de los Hermanos Núñez y dos obras expuestas con gracia y energía, el gato El tímido, de Raúl Carnota y la cueca El buen remedio, de Carlos Montbrún Ocampo. El disco culmina con una ajustada versión del motivo popular anónimo Hasta otro día. No siempre los debuts de nuevos grupos proponen expectativas favorables para el futuro; en este caso se le puede augurar a Trina la Diuca un muy buen porvenir, en un atrayente CD en el que también llama la atención una insólita presentación del grupo a cargo de  Carlos Groisman.

ALICIA MAZZIERI. Pasión de tango en concierto. Epsa 1378

Las interpretaciones de tangos en piano solo tienen una larga tradición que se remonta a Enrique Delfino, pasando por Juancito Diaz y Luis Visca, sin olvidar al gran Lucio Demare y que actualmente tienen algunos notables exponentes,  como es el caso de Juan Trepiana. Hay que sumar ahora a la pianista cordobesa Alicia Mazzieri, quien con una ya larga trayectoria como instrumentista dedicada a la música clásica, en el año 2007 decide volcarse al tango. Este concierto registrado en vivo en la Facultad de Ciencias Exactas de la Provincia de Córdoba permite acercarnos a una intérprete  dotada de muy buen gusto en su recreación de temas clásicos  y otros más modernos del repertorio tanguero. Con arreglos de instrumentistas de la talla de Orlando Trípoli, Nicolás Ledesma  y Osvaldo Tarantino, la pianista desarrolla un programa en el que predominan las obras de corte romántico, el territorio en el que parece sentirse más a gusto. Así se pueden escuchar muy buenas versiones de dos bellas melodías de José Dames, Fuimos y Nada, los excelentes arreglos de Ledesma para Los mareados y El día que me quieras y alguna composición menos escuchada, como Nadine, de Orlando Trípoli. Entre las obras modernas, se destacan la versión de Ciudad Triste, de  Tarantino y Sueño de tango, de Ledesma. Un debut muy interesante, que muestra a una intérprete sensible y refinada.

DAMIAN TORRES TRIO. Buena vida. Epsa 1433.

La formación de trío de bandoneón, piano y contrabajo (con ilustres precedentes como el del  que integraban Leopoldo Federico, Osvaldo Berlingieri y Fernando Cabarcos) es una de las más frecuentadas por los músicos contemporáneos  de tango, probablemente por las posibilidades que ofrece de desarrollar los temas con amplio lucimiento de los instrumentistas. En este caso,  el trio que integran Damián Torres en bandoneón, también responsable de los muy atractivos arreglos, Aldo Cerino, en piano y Christian Esquivel, en contrabajo ofrece un variado repertorio en el que se alternan, temas clásicos, obras más modernas y algunos trabajos de Torres. Así se pueden escuchar creativas y renovadas versiones de temas con muchas décadas encima, como es el caso de Viejo Smoking, Aquel tapado de armiño, Griseta, con una gran participación del piano, y Amurado. El arreglo de Chiqué, muestra que sigue siendo un tema precursor del tango moderno y la interpretación de A la guardia nueva, uno de las obras poco transitadas de Aníbal Troilo, ratifica a Pichuco como un enorme compositor, mientras que hay un destacado trabajo del bandoneón en Sentimental y canyengue, de Leopoldo Federico. Pero también Torres se muestra como un autor talentoso en Persistente, en el que se luce el contrabajo y en Peliche, el tema más ambicioso del disco, en el que al trío se le suma el bandoneón de Raúl Jaurena y un nutrido grupo de cuerdas. Un muy atrayente CD de un nuevo grupo de destacados instrumentistas a los que habrá que seguir en el futuro atentamente.

ERNESTO SNAJER TRIO. Lecturas argentinas. Epsa 1417.

Si hay que mencionar entre los guitarristas argentinos a uno que se destaque por la variedad de sus intereses musicales, habría que inmediatamente nombrar a Ernesto Snajer. Intérprete de gran virtuosismo, puede moverse cómodamente en los más diversos terrenos. Una prueba de ello es este disco, perteneciente a la muy atrayente colección Raras Partituras, que edita el sello Epsa, en el que -como ocurre en toda la serie- se interpretan obras poco conocidas de grandes autores. El eclecticismo del instrumentista se puede apreciar en la lista de compositores que integran la placa. Acompañado del sólido soporte que ofrecen Guido Martinez en bajo y Diego Alejandro en batería y percusión y la presencia de la cantante Luvi Torres y el saxofonista Ramiro Flores como invitados, el guitarrista se luce en versiones de obras del más variado origen. Así, se pueden escuchar tres temas del gran pianista Remo Pignoni, un notable instrumentista y compositor no reconocido en la dimensión que se merece, el bailecito Más bien nunca, el aire de gato Re la mi do y la chacarera Esto que estoy cantando, en la que Flores realiza un excelente solo de saxo soprano. Cambiando bruscamente el ángulo musical se pueden escuchar dos obras de la primera época de Charly García, Canción de Hollywood, interpretada en solo de guitarra y Zocacola, a cargo del  trío. Dos obras de Carlos Guastavino y León Benarós, la vidala El clavel del aire blanco y el ritmo litoraleño La flor de aguapé cuentan con la participación de Luvi Torres, una cantante de un muy personal estilo. La vertiente tanguera está representada en el bonito vals Adios querida, de Horacio Salgán y la enjundiosa Milonga caliente, de Aníbal Troilo, en la que se luce otra vez Ramiro Flores. El disco concluye con la atípica Zamba de la reencarnación, de Lito Nebbia y la muy bella Zamba del olvido, del gran compositor misionero Ramón Ayala, también con participación de Torres y Flores. Un interesantísimo disco, a cargo de muy buenos intérpretes, rescatando obras muy poco escuchadas del vasto repertorio de nuestra música popular.