En el preciso momento en que cumplimos dos décadas, les hacemos uno de los anuncios más importantes de nuestra historia. Esta que ustedes tienen en sus manos es la anteúltima edición de la revista en formato papel. A partir de marzo, El Amante pasará a ser una revista digital. Sus textos tendrán las mismas características a las que los lectores están acostumbrados: misma organización en secciones, mismo largo, mismos autores. Seguirán los dossiers, las coberturas especiales de festivales y los estrenos con sus largas, infinitas polémicas. Lo que cambia es que será leído en pantallas y no en papel (a menos que la quieran imprimir, claro). Bajará el precio, ya que achicamos nuestros costos. Tendremos la posibilidad de llegar a otros lugares, más distantes, y para los sufridos y pacientes lectores del Interior la aparición de la revista será inmediata.
Las razones del cambio son sencillas: desde la aparición de la revista, en diciembre de 1991, el mercado editorial cambió enormemente. También las condiciones del país; baste decir que el número uno costaba 48 mil australes. No hace falta que le explique al lector de esta revista los cambios tecnológicos acontecidos: muchos de los colaboradores de los primeros números entregaban sus notas escritas a máquina y un tipeador se encargaba de cargarlas digitalmente.
Esos cambios convirtieron al negocio de las revistas en papel en algo más relacionado con el pasado que con el futuro. Hacer una revista de estas características –destinada a un público no masivo– es cada vez más gravoso. El costo por ejemplar es altísimo. Las ventas no han decaído y la situación financiera es saludable: el paso al nuevo formato nos encuentra sin deudas. Sin embargo, toda la economía de la revista gira alrededor del pago de imprenta y papel: a eso dedicamos todos nuestros esfuerzos. Lo venimos consiguiendo, batallando contra el lógico aumento de precios que acompaña la inflación generalizada, pero hemos entendido que no tiene demasiado sentido. No se puede proyectar nada hacia el futuro, no se pueden hacer planes, el techo está ahí y nada parece indicar que las cosas vayan a mejorar en ese sentido. No es una situación que no hayamos atravesado airosamente más de una vez (capeamos los temporales más memorables), pero lo cierto es que hoy, a diferencia de todas las ocasiones anteriores, tenemos una alternativa razonable. Por otra parte, sacarse el corset del papel –una vez realizado el duelo– termina siendo una experiencia liberadora. Desde que tomamos la decisión de convertir la revista al formato digital, se nos ocurrieron muchas cosas nuevas para hacer en nuestro site, con la revista y con la escuela. Con el tiempo, las iremos desgranando. Por lo pronto, muy rápidamente renovaremos el site, que tendrá una zona gratuita, independiente de la revista digital.
Abandonar el papel es una decisión con más dificultades sentimentales que prácticas. La mística de tener la revista en nuestras manos, una vez al mes, acariciarla y sentirle el olor es irremplazable. Sin embargo, todo cambia, y estar atentos ante las señales de renovación es parte de la tarea de un editor. La nueva etapa será tan o más rica y fructífera que esta que termina.
Como dijimos, este será el anteúltimo El Amante en papel. A mediados de febrero editaremos la última edición física, con el consabido resumen de estrenos del año y las notas habituales. A partir de marzo, comienza la nueva etapa: a través de un arancel menor al pago de un ejemplar en papel, se dispondrá de una clave que habilitará la lectura de la revista digital. Saldremos mes a mes, con una tapa distintiva y un sumario similar a los actuales. En el próximo número les contaremos más detalles.
La comunicación con los lectores será más intensa que en el pasado: estamos y/o estaremos en Facebook y Twitter, intercambiando información e ideas con los lectores de la Argentina y de todo el mundo. Veinte años juntos nos han unido de una forma que no depende de eras ni formatos. Sin los lectores, sin su cariño y su enorme fidelidad, no habríamos llegado hasta aquí. Pandora se abre ante nosotros con una nueva flora y una nueva fauna.
Los esperamos allí.