PABLO MARQUEZ. El Cuchi bien temperado. ECM 2380.
Existen intrumentistas argentinos de gran talento que son más conocidos en el exterior que en nuestro país; es el caso del guitarrista Pablo Márquez, nacido en San Pedro de Jujuy, crecido musicalmente en Salta, ciudad en la que toma contacto con la música, y residente actualmente en Suiza. Con una formación musical que reconoce influencias de la música académica, desde el Renacimiento hasta nuestros días, pero también de los ritmos de raíz folclórica de su tierra natal, ha grabado en Europa varios discos. Pero también en Argentina se había dado a conocer en la serie Guitarras del mundo, con una placa dedicada a la música folclórica de Salta a través de obras de diversos autores.
Gustavo “Cuchi” Leguizamón no es solo el más importante compositor salteño sino uno de los más importantes músicos de Latinoamérica. Su obra monumental ha sido registrada no solo por los más importantes cultores de la música folclórica sino también por músicos que desde distintas perspectivas buscaron dotarla de otros timbres, tal el caso de Guillermo Klein y Quique Sinesi con dos excelentes discos. Pablo Márquez –que para vergüenza de la Secretaría de Cultura de Salta no pudo presentar este disco en esa provincia, algo que también había ocurrido con el mencionado trabajo anterior- decidió abordar la música del Cuchi solo con su guitarra y a través de sus propios arreglos. Instrumentista excepcionalmente dotado, Márquez encara un repertorio de 17 obras del autor que recorren diferentes ritmos a las que, si se permite el término, exprime hasta la última gota musical. Toda la riqueza melódica del Cuchi y la gran belleza de cada uno de sus temas es desgranada por el guitarrista en interpretaciones tan sentidas como profundas. Se hace realmente difícil –dentro de un registro de tan pareja calidad- elegir temas preferidos pero si me viera obligado a hacerlo me quedaría con las maravillosas versiones de las zambas de Gustavo Leguizamón, ya sean la del carnaval, la de Lozano, Cantora de Yala El silbador o Maturana, ello sin menoscabo de las versiones que ofrece Márquez de varias chacareras, el Carnavalito del duende o las dos vidalas que abren y cierran el CD. Un disco magnífico, en el que un gran instrumentista rinde tributo a un compositor excepcional, que estará sin duda entre las mejores ediciones de música popular argentina de los últimos tiempos. Jorge García.
RAQUEL BUELA. Y voy cantando al andar. Aqua 428.
Así como hay intérpretes que sin reunir demasiadas condiciones logran rápidamente instalarse en los favores del público, existen otros que –a pesar de su innegable talento-, ya sea por su bajo perfil o por una inadecuada difusión de su obra, no logran la trascendencia que merecen. Un ejemplo de estos últimos es Raquel Buela, una excelente cantante de tangos, de afinadísima voz, perfecta dicción, sobria expresividad y un registro vocal de variados matices. En este reciente trabajo, Buela está acompañada por Osvaldo Burucúa en guitarra y bajo, responsable también de los arreglos, Francisco Rodríguez, también en guitarra y algunos invitados, interpretando un repertorio mayoritariamente integrado por temas clásicos pero en el que hay espacio para algunas obras más recientes. Entre los primeros hay destacables versiones de Patio mío, el vals Desde el alma, Soledad y Quedémonos aquí, en estos dos últimos con la participación de Ernesto “Chino” Molina en bandoneón. La vertiente más intimista de la cantante se puede apreciar en sus versiones de Mi vieja viola, solo acompañada por Burucuá y las sentidas exposiciones de Niebla del riachuelo y Malena, en las que está acompañada por el piano de Claudio Méndez, a cargo de estos dos últimos arreglos. Hay también muy buenas versiones de Alguien le dice al tango, de Borges y Piazzolla y de la milonga que da título al disco, una auténtica declaración de principios. La vertiente más actual está representada por los versos de los que tal vez sean los dos mejores poetas del tango actual, Raimundo Rosales, con Soy de un lugar y Alejandro Szwarcman con la emotiva Milonga para Pablo. Un disco que estará entre los mejores del año de tango cantado y que pide a gritos que Raquel Buela grabe con más frecuencia. Jorge García.
ZAR TRIO. Al filo. Aqua 429.
Atípica formación integrada por Cristian Zárate en piano, uno de los pianistas más dúctiles del género, y encargado de los creativos arreglos, el siempre eficiente César Angeleri en guitarra y el sorprendente Mariano Rey en clarinete, el Zar trío ofrece un programa en el que se escuchan algunos tangos clásicos, tres obras de Astor Piazzolla y composiciones propias. Entre los primeros hay un excelente arreglo de El andariego, uno de las grandes tangos de Alfredo Gobbi, una muy buena versión de Pablo, con una lmaginativa introducción en dúo del piano y el clarinete y una vibrante interpretación de la milonga Corralera. Piazzolla está representado por una notable versión de Escualo, en la que Rey se luce desarrollando la parte originalmente escrita para violín, una lírica versión de la Milonga del ángel, con un muy buen trabajo de Angeleri y una enjundiosa interpretación del poco escuchado Allegro tangábile. Entre los temas propios destacan los dos aires de zamba, la bonita La niña del alba, de Zárate y Tres acordes, del pianista y Angeleri, con buen espacio para la improvisación. Un muy atractivo primer trabajo de este poco convencional trío. Jorge García.
RAFAEL GINTOLI Y MARÍA ISABEL SIEWERS. Histoire du tango. Aqua 425.
La enorme riqueza de la obra de Astor Piazzolla sigue dando lugar para distintos acercamientos a través de las más diversas formaciones. En este caso son el violinista Rafael Gintoli y la guitarrista María Isabel Siewers quienes desarrollan un programa integrado en su mayoría por obras que no son las más transitadas de su repertorio. Tras un vibrante comienzo con Escualo, donde se luce ampliamente Gintoli, y una reflexiva versión de Chiquilín de Bachín a cargo de Siewers, el dúo ofrece una ajustada versión de la suite que da nombre al disco –originalmente escrita para flauta y guitarra-en sus cuatro partes, Bordel 1900, Café 1930, Nightclub 1960 y Concert d´aujourd´hui. Tras otras dos muy buenas versiones de la guitarrista de Soledad y el bello Chau Paris, Siewers también interpreta las Cinco piezas para guitarra, integradas por la bonita milonga sureña Campero, el melódico Romántico, los más intensos y tangueros Acentuado y Compadre y el sombrío Tristón. El atractivo disco finaliza con dos versiones del dúo, la melancólica Milonga en Re, dedicada al violinista Salvatore Accardo y Valsísimo, originalmente compuesto para piano. Jorge García.
MARCELO SARACENI. Tangos para un siglo de cartón. Edición independiente.
Músico con una dilatada trayectoria en el terreno del tango, luego de lejanos comienzos rockeros, Marcelo Saraceni ha logrado aquí presentar en un disco sus propias composiciones (es autor de todas las músicas) con letras de algunos de los más destacados poetas actuales de Buenos Aires, tal el caso de Raimundo Rosales y Enrique Martín, autores de la mayoría de los temas. Para la empresa, y con él mismo a cargo de la guitarra, Saraceni contó con la colaboración de Norberto Vogel en piano, bandoneón, arreglos y dirección, Adolfo Halsband en violín y viola, Patricio Villarejo en violoncelo y Roberto Amerise en contrabajo, más la presencia de destacados cantores. En la música de Saraceni predomina un tono introspectivo que por momentos roza la melancolía. Habrá, dentro de un muy buen nivel general, de acuerdo a la sensibilidad particular de cada oyente, distintas preferencias dentro del repertorio. Si tengo que elegir las mías me quedaría con varios temas de Raimundo Rosales, como la sentida Milonga de los arroyos, que interpreta Esteban Riera, Ultimo tango y Mesas de los bares, cantadas con gran expresividad por Noelia Moncada y la emotiva versión del vals Tal vez habrá otro Dios a cargo de Eleonora Barletta, solo acompañada por el piano de Vogel. También son destacables los temas de Martín, como Un siglo de cartón, cantado con gran intensidad por Patricia Barone, La noche en Buenos Aires, una sólida interpretación de Hernán Genovese y la gran versión de Jacqueline Sigaut, acompañada por el piano y las cuerdas, de Los tres silencios. No es fácil presentar un disco integrado en su totalidad por tangos nuevos pero este CD de Marcelo Saraceni quedará como un muy logrado exponente dentro de esa vertiente. Jorge García.
LAURA ECHEVERRIA. Por la huella de la tarde. Epsa Music.
Ganadora dentro de los premios Atahualpa del galardón a la revelación provincial como vocalista, Laura Echeverría es una cantante dueña de una buena voz, afinada y expresiva. En su disco debut está acompañada por Gustavo Rozas en guitarra en varios temas, Hernán Pagola en el mismo instrumento, vientos y bombo en otros, más la presencia de un par de invitados, desarrollando un repertorio integrado casi en su totalidad por obras poco transitadas. Así se pueden escuchar atractivas versiones de la vidala El cardón, de Gustavo Santaolalla, Sin palabritas, una casi desconocida zamba carpera de la primera etapa como compositora de Eladia Blázquez y Amachinaditos un poco escuchado bailecito de Falú y Dávalos. La niña es una bella canción litoraleña de Coqui Ortiz en la que se luce un ignoto acordeonista (el disco no lo menciona) y Horizonte de octubre es una lírica zamba de Arsenio Aguirre. Y dos de los mejores momentos del disco son la versión del huayno Solo luz, de la inspirada pluma de Raúl Carnota y la milonga sureña La pampa es un viejo mar, de Alberto Cortéz. Un muy interesante debut. Jorge García.
DARIO BAROZZI. Savia. Aqua 423.
CATRIEL RAMIREZ. Guitarra, dímelo tú. Epsa Music 1619.
He aquí los discos de dos jóvenes guitarristas de muy diferentes características, pero dueños de innegable talento.
Si bien Darío Barozzi ha desarrollado su carrera principalmente ligado al tango, ya sea como acompañante, con el trío La Usina o en dúo con el bandoneonista Matías Rubino, en este, su primer disco en condición de solista, desarrolla un repertorio integrado en su totalidad por obras propias en las que se detectan claras influencias del folclore argentino y latinoamericano. Con una muy buena técnica y poderosa digitación, Barozzi ofrece en el título que da nombre al disco un aire de huayno en Gato´i Nina, lo que su nombre indica y en Paraíso kamikaze un ritmo de chacarera. Una celebración tiene ecos de la música brasileña, en tanto que Argentina ofrece un aire marcadamente andino. Pero algunos de los mejores momentos del disco, por su riqueza melódica y los climas que consiguen son las tres obras que forman parte de la música de la película El retrato postergado: Escena nocturna, Entreverado y, en particular Idilio andino, la obra de estructura más compleja del disco. Un muy atrayente debut.
Distinta es la propuesta de Catriel Ramírez, un jovencísimo guitarrista que ganó el premia Atahualpa a la revelación provincial como instrumentista. Con solo dos obras propias en el disco, Ramírez recorre un repertorio de algunos clásicos consagrados y otras obras menos conocidas de grandes autores de nuestro folclores (hay en el disco seis temas de Atahualpa Yupanqui). Ramírez, en su condición de solista, se muestra como un instrumentista de un gran talento, extrayendo la esencia más profunda de cada tema. Dentro del variado y muy atractivo programa caben destacar sus versiones de varias obras del gran Atahualpa, la milonga pampeana La estancia vieja, la Zamba del adiós, la Danza de la paloma enamorada y entre los clásicos del compositor, las zamba La añera, cantada por Julia Zenko y el aire de milonga que da nombre al disco, en la dramática interpretación de Liliana Herrero. También son excelentes las versiones de Ramírez de las zambas Cuando se dice adiós, de Falú y Dávalos y Compararte con quien, de Carlos Di Fulvio, así como el estilo Recuerdo de un adiós, de su autoría. Un muy promisorio debut de un guitarrista definitivamente a seguir. Jorge García.
ERNESTO JODOS. Actividades constructivas. Blue Art 169.
Figura prominente de la escena jazzística local, notable pianista, compositor y docente (ha sido profesor de varios de los mejores tecladistas del medio), Ernesto Jodos en un continuo buscador de nuevas formas y caminos dentro del género, como lo testimonian sus presentaciones en vivo y la buena cantidad de discos con distintas formaciones que ha grabado; uno de esos discos fue Solo en el que registró excelentes versiones de conocidos standards. Diez años después, otra vez como solista y en el mismo sello, Jodos ofrece un programa integrado en su totalidad por obras propias en el que ratifica su talento, no solo como instrumentista sino también como compositor y en las que se alternan atractivas líneas melódicas con ricas improvisaciones. Ya el tema inicial, Li #7 es un claro ejemplo de lo antedicho y en la excelente placa se alternan temas intensos e intrincados como el que da nombre al CD, el vibrante Manos como personas, Baúles mundo, el más extenso y de compleja estructura, con bruscos cambios de tiempo o Redondas, en el que desintegra y reconstruye una melodía, con otros más introspectivos y reflexivos, como el lírico El nadador, el más obsesivo Láminas o la gran improvisación que desarrolla sobre una bonita línea melódica en Perspectivas. Un notable disco que confirma a Ernesto Jodos como uno de los más importantes músicos de la escena local dentro de cualquier terreno. Jorge García.
FERNANDO RUSCONI. Oscuridad. Edición independiente.
Probablemente el más virtuoso intérprete del órgano Hammond en nuestro país, Fernando Rusconi se muestra como un heredero de la tradición representada por Jimmy Smith y Jack McDuff. Acompañado por Pablo Vernieri en guitarra eléctrica y Marcelo von Schultz en batería, más la presencia de David Cantoni en saxo tenor en algunos temas, Rusconi no se limita a interpretar el órgano sino que también toca sintetizadores, piano y clavinet. Con una base rítmica bastante pesada, el organista se pasea por distintas zonas como el jazz (bastante poco), el soul, el funk y el ritmo ago-go. Es innegable la capacidad de Rusconi como improvisador y es destacable la presencia de Cantoni en tres temas proponiendo cierta variación al tono general. La versión de Amazing Grace que cierra el disco, interpretada en solo de piano y órgano es un bienvenido remanso dentro de una placa un tanto uniforme en su registro. Jorge García.
PAJARO DE FUEGO. La rueda de la fortuna. Edición independiente.
Enmarcado en una línea que podríamos llamar de fusión eléctrica este disco del cuarteto Pájaro de fuego tiene pasajes de muy buen nivel. Integrado por Esteban Sehinkman en teclados, Nicolás Sorín en voz y sintetizador, Matías Méndez en bajo y Daniel “Pipi” Piazzolla en batería, el grupo ofrece un programa integrado en su totalidad por obras de Sehinkman en las que aparece un amplio espacio para la improvisación. Si el tema inicial, con la voz distorsionada de Sorín, no suena demasiado promisorio, el disco se desarrolla a partir de allí dentro de un terreno casi en su totalidad instrumental, algo que permite mostrar las mejores virtudes de los músicos. Así la intensidad de Mr.JZ (se presume que dedicado a Joe Zawinul), con un sólido trabajo de Piazzolla, Villa Vichy v.2, el tema más extenso del disco con un gran trabajo de los teclados y Oda al campeón, que cierra el disco, se contrapone con el tono más introspectivo de Los cuatro elementos, donde se luce Méndez, el lirismo de Pesante (segunda parte), el más sombrío registro del breve Coral fugaz y el tono casi experimental de Song for Andresito. Un muy buen trabajo dentro de este transitado género. Jorge García.
KIKE MENDOZA. Gamin. La Distrifonica 022.
KIKE MENDOZA TRIO. Bajando escaleras. MTK 001.
LOS TOSCOS + TONY MALABY. Kalimán. MTK 002.
La existencia de un movimiento jazzístico interesante en Colombia se refleja con la presencia en nuestro país de algunos músicos de ese origen, como la excelente pianista Tatiana Castro o la contrabajista Diana Arias. Llegaron a mis manos tres trabajos en los que participa el guitarrista Kike Mendoza, una figura relevante de la vanguardia jazzística colombiana, que muestran la vitalidad de aquel movimiento. Si alguien estuviera eventualmente interesado en conseguir alguno de estos discos puede conectarse a www.matik-matik.com
Gamin es el más antiguo de los tres trabajos y consta de dos formaciones, una integrada por músicos colombianos (grabada en 2008), y otra con la participación de instrumentistas argentinos (del 2009) formando parte el guitarrista Kike Mendoza en ambos grupos. En la primera participan tres saxofonistas de Colombia, entre ellos el soprano Antonio Arnedo, figura consular del jazz moderno de ese país, y es notable la interacción de los tres vientos, junto a una sólida sección rítmica en la que está el baterista Luis Sepúlveda, participante fundamental de los otros dos discos. La mencionada interacción se puede apreciar en temas como Un cuento corto y Pálpito, pero también hay excelentes solos como los de Arnedo en Jauría y el muy libre Inevitable y el del tenor Francisco Dávila en el más bopero Ríe, en tanto Mendoza se luce en varios de los temas. Con la formación argentina hay un muy buen solo en tenor de Juani Méndez en Bajo el agua, una gran participación de Mendoza en el sombrío Calma y el alto Misael Parola se luce en el más libre Luz. Un muy buen disco que anticipa los trabajos posteriores de Kike Mendoza.
En Bajando escaleras, del 2012, ya estamos decididamente en el terreno de la vanguardia y la improvisación libre con un trío de base integrado por Mendoza en guitarra, Juan Manuel Toro en contrabajo y Jorge Sepúlveda en batería a los que en algunos temas se le suma un cuarteto de cuerdas, como en 667, donde hay un brillante trabajo de la guitarra, el más lírico Refugio, o Montonera, donde las cuerdas juegan un papel preponderante. En los trabajos a cargo exclusivo del trío es excelente la amalgama entre los tres instrumentos, con un destacado trabajo de Sepúlveda, en particular en Breve sombra oscura y Desasosiego. La vertiente más obsesiva del trío aparece en Dolor de muelas en tanto que Devant les laideurs de ce monde ofrece un gran trabajo de Toro y el solo más creativo de Mendoza finalizando el disco con el más introspectivos Manchas de sol caen. Un CD que confirma el talento de Kike Mendoza y sus compañeros y que el jazz de vanguardia está muy vivo en Colombia.
En Kalimán, del 2013, aparte de Mendoza y Sepúlveda participan Santiago Botero en bajo y Juan David Castaño en percusión a los que se suma el gran saxofonista norteamericano Tony Malaby, una figura esencial dentro del jazz de nuestros días. Aquí también estamos decididamente, salvo en el primer tema, El abuelo, con reminiscencias de la música afro, en terrenos del jazz de vanguardia. Esto se puede apreciar en el experimental Dolores, donde Malaby se luce en el saxo soprano, la excelente participación del saxofonista en tenor y la guitarra en Gamin, donde también se destaca Sepúlveda y en el gran trabajo de improvisación conjunta tras una intro del bajo en Trombón y termales. El disco finaliza con el intenso La tortuga, en el que se destacan la guitarra de Mendoza y el soprano de Malaby. Un excelente CD del que solo cabe lamentar su brevedad y en el que los músicos colombianos dan perfectamente la talla con tan ilustre invitado. Jorge García.
OREKA TX Y SILVIA IRIONDO EN VIVO EN LA BIBLIOTECA NACIONAL.
Salvo por el reconocimiento que diversos músicos argentinos y algunos melómanos cultivados tienen de Kepa Junkera, la música folclórica vasca no es muy conocida en nuestro país, por lo que la presencia del grupo Oreka TX, integrado por Harkaitz Martínez de San Vicente y Mikel Ugarte en txalapartas de madera y piedra y bidón y Mixel Ducau en alboka (instrumento típico con un sonido de algún modo relacionado al de la gaita), saxo soprano, clarinete y guitarra, fue un pequeño acontecimiento (aquí corresponde referirse brevemente a la txalaparta un instrumento de percusión muy antiguo aunque estrechamente relacionado con la identidad cultural vasca y que está formado por uno o varios tablones de madera colocados sobre dos soportes cubiertos de un material aislante que vibran cuando los golpean verticalmente dos personas con sendos palos y cuyo sonido por momentos puede tener cierta afinidad con el de la marimba pero más seco y percusivo). El trío presento su espectáculo Nömadak TX en el que, sobre imágenes de la película que realizaron sus integrantes en sus viajes por regiones tan exóticas para nosotros como la India, el Sahara, Laponia y Mongolia, en algunos momentos musicalizando esas imágenes y en otros complementando con sus instrumentos la banda sonora del film, el trío ofrece un bizarro collage sonoro y visual que trasmite la interacción posible entre diversas culturas. Pero el grupo contó además con la presencia como invitada de Silvia Iriondo, cantante argentina de origen vasco. Silvia, no tengo empacho en decirlo, es una de las más grandes artistas de nuestra música folclórica, algo que demuestran de manera cabal tanto su discografía como sus presentaciones en vivo (lamentablemente escasas). Uno de los terrenos en los que la cantante mejor se maneja (tal como lo atestigua su último disco Anónima, comentado en este espacio, dedicado a la obra de Leda Valladares) es en el de la recreación de temas casi ancestrales de nuestro folclores en versiones de notable originalidad y eso fue lo que hizo en la primera parte del concierto, solo acompañada por el excelente percusionista Fernando Bruno. En el último tramo del recital, el trío, la cantante y el percusionista se unieron para ofrecer algunas piezas, tanto de la música folclórica argentina como de la vasca. Un gran concierto que permitió confirmar, en todos y cada uno de sus tramos, que las raíces populares y folclóricas de la música de diferentes culturas tienen más rasgos en común de los que, en principio, aparentan. Jorge García.