Hace veinticinco años un grupo de entusiastas provenientes de disciplinas que nada tenían que ver con el cine creó esta revista de crítica. En el editorial que celebraba el primer año de aquella fundacional tapa negra y amarilla con una foto de Marlon Brando y Vivien Leigh en Un tranvía llamado deseo, Quintín enunció nuestra declaración de principios: «El Amante es una revista independiente. Los temas, las opiniones, las selecciones no obedecen a compromisos ni a presiones publicitarias. No es un gran mérito: no sabemos hacer otra cosa. Nuestro carácter simultáneo de empresarios, editores y redactores, nos encasilla en un perfil que nos obliga a defender nuestro producto con una única herramienta: hacerlo cada vez mejor. El Amante es una revista conflictiva. No se parece a otras. A veces, no se parece siquiera a sí misma. Sus objetivos son ambiciosos. En principio: mantener una alta calidad en la escritura, utilizar el sentido del humor, cubrir la actualidad del cine y del video, recrear la historia del cine, entretener, informar, divertirnos, ser originales, rigurosos y tolerantes. Hay un objetivo todavía mas ambicioso: hablar de cine. O, mejor dicho, mantener abierto un espacio en el que la crítica de cine se diferencia de aquellos textos que hicieron que, hace un año, nuestra insatisfacción como lectores se convirtiera en esta pasión actual de editores».
El Amante se renovó tanto en estos veinticinco años que hoy día se sienten todavía más lejanos aquellos enérgicos y candorosos primeros números, pero esa definición precisa de Q se mantuvo siempre vigente.
En este cuarto de siglo hemos librado un sinfín de batallas, algunas se ganaron y muchas otras se perdieron .Tal vez las nuevas peleas de este presente oscuro requieran más energía de la que hoy tenemos, pero nos deja tranquilos haber hecho tanto como estuvo a nuestro alcance para que crítica y cine argentinos cambiaran para siempre. Nazareno Brega