¿Cómo nos gusta discutir a los críticos? De toda forma posible, al punto de poder responder esa pregunta nada más que cambiando, para llevar la contra, los signos de interrogación por los de exclamación: ¡Cómo nos gusta discutir a los críticos! Bien lo sabe todo aquel que haya tenido la desgracia de convivir con alguno, sobre todo con los de esta revista, especialistas en meternos en eternas discusiones a muerte.
En El Amante, según las distintas generaciones que atravesaron la revista, supimos discutir cara a cara durante las reuniones de sumario en aquella pequeña redacción de la calle Esmeralda, un buen tiempo después pasamos a pelear todos contra todos en interminables cadenas de mails y hoy día todavía chocamos bien fuerte en un grupo de WhatsApp.
Esta vez nos la agarramos con las secuelas. Bastó que alguien se pregunte si existe alguna segunda parte decente que hubiera sido hecha muchos años después de su original para que todos recibamos centenares de mensajes llenos de pruebas y contrapruebas que no solo buscaban afirmar o refutar esa premisa, si no que -una vez superado con holgura el centenar de mensajes- se extendían a todo tipo de secuelas. En este momento del año, o de la historia del cine, las secuelas acaparan buena parte de las salas y, como fue unánime el clamor por El conjuro 2 (tardía segunda parte de una película que ya habíamos discutido en tapa hace 30 números), decidimos hacernos cargo y darle el lugar que creemos que merece. Y el más entusiasta del grupo entre los defensores de las segundas partes escribió al respecto una nota apasionada. Como nos gusta discutir a los críticos. Nazareno Brega
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