Por Fernando E. Juan Lima
Publicada el 14/05/16.
Me siento un poco desubicado esperando con ansias la última película de Alain Guiraudie cuando de lo único que se habla por acá (al menos en la televisión y en los diarios de circulación nacional) tiene que ver con la presencia en el festival de Julia Roberts productora y protagonista de Money monster, dirigida por Jodie Foster. Pues bien que con ellas arrancamos el día, empezando por Guiraudie, como corresponde.
Rester vertical, presentada en la Competencia Oficial, representa un regreso al Guiraudie de El rey de la evasión. Y, en términos de Cannes implica una especie de ascenso para el realizador que con El desconocido del lago había participado de Un certain regard y que ahora accede a la sección usualmente considerada como la principal. En la última película citada (estrenada comercialmente en nuestro país) todo su cine estaba presente, pero esa sensación de deriva vital, de búsqueda existencial, de humor nacido del sinsentido o la desubicación, aunque presentes, estaban enmarcados en una narración bastante más clásica o causal que en sus otras realizaciones. En rester vertical las curvas, paradas y sobresaltos en el camino del protagonista (escritor que no termina de entregar su novela) nos sorprenden posiblemente tanto como a él. Por supuesto que naturaleza y sexo forman parte del combo, ya que sin dudas son temas que interesan a Guiraudie y están en el centro de todas sus obras. El juego con las elipsis lejos de ser caprichoso genera momentos de inspirado humor y refleja el tempo vital de nuestro improbable héroe. Del encuentro con una pastora (conversación acerca de la posibilidad de vivir juntos, corte, explícita imagen del parto de su hijo) a la particular asistencia a un anciano suicida, cada momento nos llama la atención pero permite también entrar en la piel del protagonista, con quien se genera una corriente de profunda empatía. Con una actitud que remeda a la de Miguel Gomes cuando aparece en sus películas, con ese gesto de estar todo el tiempo entre incómodo, sorprendido o pensando en otra cosa, así seguimos las aventuras homoeróticas (y de las otras) de quien imaginamos como alter ego del realizador.
En cuanto Money monster, cuarta película dirigida por Jodie Foster, protagonizada por George Clooney y Julia Roberts, nada demasiado malo hay para decir de ella. Sí quizás que se nota algo menos el mundo de la realizadora de Mentes que brillan, Feriados en familia y La doble vida de Walter. Un laburante que pierde todo su dinero al creer en el consejo de un presentador de televisión que se ocupa de los asuntos bursátiles toma de rehén durante el programa a dicho conductor y el asunto deriva por el lado de la denuncia de un (otro) fraude millonario ligado con el mundo de las finanzas. La película tiene ritmo y Clooney y la Roberts tienen la fotogenia y el encanto que hace que no podamos dejar de mirarlos y disfrutar con su presencia en pantalla. Pero eso es lo mínimo que podía esperarse de semejante pareja central.
Si la Competencia Oficial viene apuntando alto, con Puiu y Guiraudie, la película de apertura de Un certain regard nos recuerda que Cannes tiene que cumplir con la cuota de pretendida diversidad que la corrección política impone. La película egipcia Clash, de Mohamed Diab, se acerca a los disturbios ocurridos en ese país entre 2011 y 2013 (golpes de estado, el ascenso de los hermanos musulmanes, práctica guerra civil) a través de conflictos pedestres y subrayados imposibles. La idea de un grupo de personas encerradas en un camión policial por estar manifestando funciona bien para generar un punto de vista accesible para poner en escena las manifestaciones masivas. El problema es la gruesa manera en que se pretende que ese pequeño grupo funcione como espejo de la sociedad egipcia.
La segunda película que vio la luz en Un certain regard afina un poco la puntería, pero tampoco es para entusiasmarse demasiado. Seguramente ello tiene que ver con lo bajo del inicio. Se trata de Personal affairs, intento israelí de hacer humor al estilo uruguayo (Stoll y Rebella en particular) pero con muy poca gracia. Pareja mayor que no se soporta más, que casi ni se habla, un hijo viviendo en otra ciudad y otro en Suecia. Van a Suecia para tampoco hablarse, ella tejiendo y mirando telenovelas, él todo el tiempo con la computadora. No, no molesta. Tampoco interesa.