Cannibalismos 2017 – 10

Por Jaime Pena

A raíz de la Revolución de los Claveles de 1974 muchas tierras y fábricas portuguesas fueron ocupadas por los campesinos y operarios respectivos. Precisamente, la ocupación de las tierras del Alentejo es el punto de partida de un cortometraje muy influido por Pedro Costa, FARPÕES, BALDIOS de Marta Mateus, en competición en la Quincena de los Realizadores, sección que también ha programado en una misteriosa “sesión especial” la mejor película vista hasta el momento en Cannes, A FÁBRICA DE NADA, de Pedro Pinho (si bien los créditos mencionan una autoría compartida con Luisa Homem, Leonor Noivo y Tiago Hespanha, productores y guionistas).  A FÁBRICA DE NADA también nos habla de una ocupación, la de una fábrica existente, inspirándose para ello en el modelo cooperativo y de autogestión que le permitió sobrevivir desde 1974 hasta bien entrado el siglo XXI. Jorge Silva Melo intentó sacar adelante una película basada en esta experiencia y en la obra teatral “A fábrica de nada” de Judith Herzberg.

Ambos referentes están igualmente acreditados en una película que no duda en poner todas las cartas boca arriba y que Pinho y sus colaboradores  han trasladado a la época actual y al contexto de la crisis financiera que se cebó especialmente con Portugal. La fábrica de la película es una fábrica de ascensores que ve como su modelo de negocio se viene abajo con la crisis de la construcción. Los pedidos bajan y los propietarios comienzan un proceso de deslocalización, trasladando incluso la maquinaria. Este es el comienzo de la película, cuando los trabajadores impiden el traslado de parte de las máquinas. Luego sigue el abandono de los gestores, la llegada de otros nuevos que comienzan con los despidos y, finalmente, la ocupación efectiva de la factoría por parte de los pocos trabajadores que quedan. Hasta aquí nos encontramos con una película de factura neorrealista que conjuga actores profesionales y no profesionales, estos, en buena medida, también obreros en fábricas de la zona y con historias personales más o menos similares. Pero Pinho et altri no se limitan a contar la historia de una manera convencional y cronológica. La toma de la fábrica se va alternando con escenas domésticas que poco a poco van ganando presencia, sobre todo una vez que la actividad de la fábrica ha cesado y ya no se fabrica nada. Al mismo tiempo se intercalan entrevistas, comentarios en off y discusiones teóricas entre distintos personajes. De la misma manera que los obreros buscan fórmulas para poner la fábrica de nuevo en marcha, explorando nuevos clientes, la película necesita ir mutando y reinventándose.

La entrada en escena de un personaje español o latinoamericano (el acento no está claro) resultará fundamental. Buscando en el sur de Europa un ejemplo de autogestión que ilustre sus posiciones políticas, este personaje se convierte a partir de ese momento en una suerte de líder teórico de la ocupación, un deus ex machina y, al mismo tiempo, en el autor de la propia película. De repente esta se transforma en un musical, hasta que en una intervención autorreflexiva uno de los trabajadores le reprocha que esté intentando poner en pie un “musical neorrealista” concebido para el público francés. La llegada de un misterioso encargo desde Argentina, el primero que recibe la fábrica en muchos meses, siembra las primeras dudas: quién puede firmar ahora el contrato cuando la incipiente cooperativa carece de cobertura legal, se trata de un encargo comercial o de un simple movimiento propagandístico de otra fábrica ocupada… A FÁBRICA DE NADA no es solo la mejor película imaginable sobre los efectos de la crisis en la industria europea y, como suelen decir los expertos en la materia, en el nuevo modelo de economía posfordiana. También se trata, y esta es la gran diferencia, por ejemplo, con AS 1001 NOITES de Miguel Gomes, de una película concebida desde la perspectiva de los obreros y no desde la de los cineastas. Y si no ha sido así, la impresión es que los autores han integrado con total naturalidad las experiencias y los sentimientos de los trabajadores, convirtiéndoles en verdaderos coautores. Y con todo, lo mejor es que A FÁBRICA DE NADA es una película tan realista y coherente con sus principios como en el fondo feliz: una experiencia colectiva de la que participan intérpretes y espectadores.

Mientras tanto, en una realidad paralela, la competición oficial se mantiene bajo mínimos, con dos películas como L’AMANT DOUBLE de François Ozon y IN THE FADE de Fatih Akin. Si la primera es un epidérmico cruce entre Brian de Palma y David Cronenberg sin personalidad alguna, como no sea eficacia y rapidez con la que rueda su director, la segunda es una historia de venganza, la de una mujer a la que un atentado terrorista de ultraderecha mata a su marido turco y a su hijo. Con el esquematismo de un telefilme, sin ni siquiera la brillantez visual de la de Ozon, encima Akin se enreda en un final de cuya perversa moraleja parece no ser consciente.

No es menos esquemático el guión de la argentina LA NOVIA DEL DESIERTO de las debutantes Cecilia Atán y Valeria Pivato. Pero en este caso el esquematismo está al servicio de una historia muy sencilla que se apoya en todo momento en sus actores, Paulina García y Claudio Rissi, y que no esconde ningún discurso, apenas una pequeña historia de liberación personal. Esta es la especialidad últimamente de García, que en esta ocasión interpreta con menos tics de los habituales a una doméstica que, por necesidades de la familia para la que trabaja, ha de trasladarse de Buenos Aires a San Juan. La historia de la película es la de este accidentado viaje en el que se fragua la amistad entre Teresa y Gringo y muy poco más, hasta el punto que, desactivados los mecanismos dramáticos, el punto más débil de la película lo representan esos giros que deberían hacer avanzar el relato (por ejemplo, la forzada y hasta inverosímil pérdida del bolso). No debe de haber dos películas más dispares que LA CORDILLERA y LA NOVIA DEL DESIERTO, lo que sin duda es bueno para la cinematografía argentina, aunque al mismo tiempo empequeñece la propuesta de Atán y Pivato.

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