Por Jaime Pena
Publicada el 12/05/16
Un mes después de la muerte del padre, una familia se reúne para rendirle homenaje. La comida ha de reunir a la viuda, sus hermanas y sus respectivos hijos, también a un sacerdote que se retrasa más de lo esperado. No será la única de las vicisitudes que posponga una y otra vez la comida, tanto que Sieranevada (un título que es un mero y enigmático juego de palabras) parece una versión rumana de El ángel exterminador de Luis Buñuel. Más bien, habría que decir, la película de Cristi Puiu tiene algo de las comedias corales y sainetescas de Luis García Berlanga, tanto por la preeminencia de los planos secuencias como por las distintas capas narrativas, los diálogos solapados y las continuas salidas y entradas de los personajes por las distintas puertas de la angosta casa familiar en la que se desarrolla casi toda la acción. Un tanto desconcertante en sus primeros momentos, Sieranevada va creciendo con cada nueva escena, con los absurdos conflictos domésticos, con sus discusiones hilarantes en torno a las interpretaciones conspiranoicas de cualquier acto terrorista, del 11S a Charlie Hebdo.