por Juan Pablo Martinez

Un viaje a través de la historia del cine de terror italiano en cuatro películas poco vistas. Cada clase incluirá una introducción a los directores y se explicarán conceptos y definiciones sobre subgéneros y vertientes del terror italiano. Las películas a proyectarse completas son las siguientes:

Lunes 23 de julio: Tu vicio es una habitación cerrada y solo yo tengo la llave (Il tuo vizio è una stanza chuisa e solo io ne ho la chiave, Sergio Martino, 1972)

Uno de los directores más importantes del giallo combina aquí dicho subgénero con un relato de terror gótico con reminiscencias de Poe (la película dice estar basada en El gato negro, aunque incluye elementos de varios otros de sus cuentos), orgías varias y la hermosa Edwige Fenech.

Lunes 30 de julio: El perfume de la señora de negro (Il profumo della signora in nero, Francesco Barilli, 1974)

Supuesto giallo y también un supuesto rip-off de El bebé de Rosemary que en realidad termina prefigurando al cine de David Lynch. Opera prima y obra maestra de un director maldito y nada prolífico y una película cuya belleza visual resalta dentro de un grupo de películas que se caracteriza por su belleza visual.

Lunes 6 de agosto: El medallón ensangrentado (Il medaglione insanguinato, Massimo Dallamano, 1974)

El director de ¿Qué le habrán hecho a Solange?, uno de los gialli más recordados de la historia, y director de fotografía de gente como Sergio Leone, realiza aquí una película de posesiones demoníacas que pareciera aprovecharse del éxito de El exorcista, pero que resulta ser una cosa muy distinta y una de las películas más aterradoras de todos los tiempos. Protagonizada por la estrella infantil del terror italiano: la pelirroja Nicoletta Elmi.

Lunes 13 de agosto: Un gato en el cerebro (Un gatto nel cervello, Lucio Fulci, 1990)

La 8 1/2 de uno de los directores más geniales e incomprendidos del cine italiano. Fulci se interpreta a sí mismo en esta película que, mediante escenas de gore extremo y found-footage de películas anteriores producidas o dirigidas por Fulci, construye un viaje hacia el interior de una mente enferma, o tal vez no tanto.