El sabor de la cereza
Ta’m e guilass
Irán, 1997, 98′
Dirección: Abbas Kiarostami
Cuando los valores son verdaderos perduran en el tiempo. Es el tiempo el que da el veredicto en torno a cuándo una película alcanza la estatura de clásico. Y ese mismo tiempo es el que permite cuestionar la decisión del N°77 de El Amante que eligió poner en tapa a Woody Allen (por Los secretos de Harry) y no el estreno de El sabor de la cereza. Claro que el ensayo de Alejandro Ricagno supo hacer justicia a esta “absoluta obra maestra de Kiarostami” (como bien se señala en la crítica) y siempre ha sido claro el reconocimiento de esta revista que sí le dedicó otras tapas (la recordada “Cosechando Abbas”, por ejemplo). El fenómeno desatado con su estreno supera la moda y el efecto propio de la novedad; que de Irán nos llegue esta radical reflexión sobre la libertad no deja de ser paradójicamente revelador. El fuera de campo, lo elidido tienen que ver con eso tan íntimo y esencial que su exposición no sería sino caer en la explotación o el golpe bajo. El final nos acompaña con una incertidumbre que se agradece pues no es sino el precio que siempre vale la pena pagar por esa libertad. Fernando E. Juan Lima