Cannibalismos 2019 – Día 1

The Dead Don’t Die (Jim Jarmusch) Competición oficial – Inauguración

Por Jaime Pena
Cannes 14/05/2019

Cannes 2019 arrancó con una extraña pareja. Por un lado, el presidente del jurado, Alejandro González Iñárritu; por el otro, Jim Jarmusch, con la película inaugural, The Dead Don’t Die, una comedia de zombis que también está en competición. No sé cómo se la habrá tomado el señor presidente, pero no parece plato de su gusto. Como mínimo, está en las antípodas de su cine, que se abrió hueco en la propia ceremonia inaugural con un montaje de fragmentos de sus películas, de sus momentos más intensos, lo que ya es decir. Su discurso posterior no desmereció en intensidad (este hombre no descansa), lanzando directas contra Trump e indirectas contra Netflix (o a favor de la experiencia comunal en las salas de cine, pero entendimos por donde iba, más diciéndolo donde lo dijo). En medio de su discurso, el realizador de la gala (que se retransmitía en directo por Canal + y en 600 cines franceses junto al preestreno de la película de Jarmusch) nos regaló un momento antológico, cortando a la cara de póker de Bill Murray mientras cerraba pesadamente sus ojos. ¿Puede haber mejor crítica al cine de Iñárritu, a su intensidad?

 

Murray es uno de los protagonistas de la comedia de Jarmusch, junto a Adam Driver, Chloë Sevigny, Tilda Swinton, Tom Waits y muchos más. Cuando hace muchos meses se anunció el rodaje era fácil imaginarla en Cannes, un reparto así es un regalo para la alfombra roja. Lo único sorprendente es su inclusión en competición, pero al mismo tiempo es una decisión muy agradecida. Quizás estemos ante la película más crowd-pleaser de Jarmusch, al menos desde Broken Flowers; también ante uno de sus títulos más intrascendentes, en la línea de Night on Earth o de Coffee and Cigarettes, un divertimento aceptado y entendido como tal, una acumulación de referentes y homenajes que conforma ese universo que asociamos con Jarmusch, con sus chistes privados y cameos de los músicos amigos. Y, en primer lugar, una premisa medioambiental (el fracking en el Polo Norte) que provoca una desviación del eje rotacional de la Tierra y la aparición de una serie de fenómenos extraños, sí, con la vuelta a la vida de los muertos, como toda película de zombis que se precie. Lo mejor que se puede decir de The Dead Don’t Die es que no es tan predecible como pudiera parecer; lo peor, que no llega tan lejos como por momentos apunta (en particular, el personaje de Swinton). Los comentarios políticos entroncan con un tipo de humor que Jarmusch siempre ha celebrado (Mike Judge) y en última instancia no son menos acerados que los de Iñárritu, quien, es preciso reconocérselo, pronunció todo su discurso en español. Claro que después vino Javier Bardem y también en español declaró oficialmente abierta la setentaidosava (sic) edición del Festival de Cannes.

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