Cambiar de vida
Nelson Guerreiro y Pedro Fidalgo

Foco 40 años de la Revolución Portuguesa
Por Marcos Rodríguez

Siempre resulta tentador asociar un movimiento revolucionario, en este caso la Revolución de los Claveles, con los artistas que vivieron y expresaron ese momento. José Mario Branco fue uno de los cantantes de protesta que volvió a Portugal desde el exilio y que cantó (con convicción comunista y setentista) el final de la dictadura. Pero ese episodio es apenas uno (obviamente, central) en la larga vida artística de Branco.

Hay algo acertado y también algo muy limitante en el trabajo que Nelson Guerreiro y Pedro Fidalgo realizan sobre la figura de José Mario Branco en Cambiar de vida. Sin llegar a ser esquemático, pero sin explorar las posibilidades que ofrece el documental, Cambiar de vida apuesta fundamentalmente a entregarse en cuerpo y alma a la voz de José Mario Branco. Y la forma que encuentra para hacer eso es sentar a José Mario Branco frente a cámara (en un escenario negro en los planos más prolijos, en otros contextos más al paso también) y hacer que hable de su vida y de su música. Branco no es el único que habla, también lo hacen otros, que comentan y completan la biografía de esta figura multifacética. Sobre las entrevistas a cámara, la película trabaja con algunos fragmentos de recitales de Branco y, fundamentalmente, con imágenes de archivo, dosificadas en fragmentos justos, comprensibles, no demasiado exhaustivos.

El lado positivo es que la película cuenta con la gran voz de Branco, siempre dispuesto a cantar o a contar o a reflexionar sobre su vida, la música, la política y la historia de Portugal. La voz de Branco es, sí, fundamental tanto por su tono como por el contenido de sus palabras y lo que su compromiso y sus opiniones permiten vislumbrar. Para quienes conozcan poco de la historia reciente de Portugal, Cambiar de vida puede funcionar como un recorrido parcial (y por eso, interesante) de las últimas décadas del país y sus situaciones políticas. Para quienes no conozcan a José Mario Branco, Cambiar de vida puede servir como una presentación general y atractiva de un artista y activista difícil de definir.

Posiblemente sea esta cualidad escurridiza de Branco lo que no le permita a la película una imagen verdaderamente clara. La voluntad de cubrir todo el arco de su vida y su obra (que abarca más de cuatro décadas) termina por generar un recorrido demasiado superficial de una figura y, sobre todo, de una gran cantidad de obras que hubieran requerido un enfoque más puntualizado.

Los mejores momentos de la película son, por lejos, aquellos en los que la cámara se planta sobre Branco en el escenario mientras interpreta Cambiar de vida. La fuerza de Branco cuando despliega su arte prometía y merecía una película más potente.